Andalucía, una escuela para todos

     16.07.2002 / Durante todo el año jóvenes y adultos salpican sus vidas con actividades que, en contadas ocasiones, disfrutan también los niños: una feria del libro, obras de teatro, conciertos musicales, baile, etc. Pero no es fácil que los infantes accedan a este tipo de ofertas, todo depende de su entorno familiar y de dónde vivan. Si el barrio en el que crecen es el Polígono Sur, o más concretamente Las Tres Mil Viviendas, sólo la persona que haya pasado por allí puede llegar a imaginar cuán difícil es que estas actividades lleguen en carne y hueso a los niños. Saben que existen porque lo han visto en la televisión, pero ni se plantean qué es lo que se siente cuando son ellos mismos los protagonistas.
   En el Colegio Público Andalucía, la Unión Romaní Andalucía (URA) está llevando a cabo dos programas financiados por la Unión Europea y la Delegación Provincial de Asuntos Sociales de la Junta de Andalucía, cuya coordinación está obteniendo muy buenos resultados. Son el programa trianual Espatos (Escuela para Todos), que este año ha trabajado su segunda fase con el módulo Aula Abierta, y el Taller de Arte Gitano Andaluz, cuya finalidad principal es la de constituir una Escuela de Arte permanente en el Polígono Sur.
   Estos programas están pensados para desarrollar la creatividad y curiosidad por aprender de los niños, unos 70 en el C.P. Andalucía, utilizando la actividad artística y lúdica como elemento motivador para que asistan a las clases.
   Y además los comunican con el resto del mundo en algunos sentidos. Si se está celebrando la Feria del Libro en la ciudad, URA les organiza un par de semanas de acercamiento a la lectura con un cuenta-cuentos o les enseña cómo pueden crear y participar en su propio libro con historias personales. Que llega la Feria Internacional del Títere y el Teatro, se preparan obras que luego representan en un intercambio con otros colegios y se les brinda la oportunidad de ir al Teatro Alameda para ver ‘Los cuentos de mi abuelo’.
   La finalidad principal de este proyecto es "cambiar la visión que tienen de la escuela los niños que viven en zonas más desfavorecidas", explica el coordinador del Espatos de URA, Federico Pablos Cerqueira, y sobre todo "demostrarles que se puede aprender y jugar a la vez".
   Otras iniciativas anteriores tuvieron el mismo objetivo, pero como la mayoría de los niños que viven en Las Tres Mil Viviendas son de etnia gitana, ninguna se enfrentó con el gran reto de la lectura o el teatro, siempre buscaban una aproximación a través del flamenco. Es verdad que para estos niños la música es el mejor instrumento que conocen para canalizar emociones y también es con el que más disfrutan. Por eso URA diseñó una metodología de coordinación de ambos proyectos en los que la música les sirve de nexo de unión entre los distintos talleres desarrollados en este colegio. El Taller de Animación a la Lectura y Teatral, el Taller de Flamenco y Cante y el Taller de Ritmo y Percusión.

Absentismo
El 85 por ciento de los alumnos de este colegio llevan por delante problemas de absentismo escolar, motivados principalmente por unos padres que no le dan a los estudios la importancia que se merece, que les lleva al fracaso y posterior abandono de la escuela mucho antes de alcanzar el graduado escolar. "Después de 6 meses trabajando en el C.P. Andalucía con ambos programas, no hemos percibido que la ratio de absentismo haya mejorado, porque esto depende en gran medida de las condiciones sociales en las que viven los niños en sus hogares, pero sí ha habido un cambio de actitud radical de los alumnos cuando asisten a las clases", comenta el coordinador.
   Aunque todavía el número de niños que asiste al C.P. Andalucía es muy variable, la motivación es la mejora forma de paliar el absentismo escolar. " Ahora son mucho más participativos y su interés por lo que se les enseña va en aumento". En plena representación teatral de una de la fiesta de fin de curso se encontraba allí una de las niñas de once años con su sobrina de tan solo dos meses. Cuidar de sus hermanos pequeños, primos o sobrinos es otra realidad que les separa de la escuela, aunque con las actividades de los programas Aula Abierta y Escuela de Arte los alumnos intentan venir a la escuela aunque sea con sus responsabilidades a cuestas.
   Para una ONG es muy difícil trabajar en actividades que estén dentro del horario escolar, porque se invade un terreno cuya responsabilidad es exclusivamente de los maestros funcionarios del Estado. Por eso hace tres años lo primero que tuvo que hacer URA para llevar a cabo el módulo de Aula Abierta fue hablar con los profesores del colegio y contarles las distintas funciones de dichas iniciativas y su metodología. Hubo un grupo de maestros que se sintió muy atraído por el programa desde el principio, llevaban años probando distintas vías de acercamiento a estos niños sin conseguir motivarlos. El C.P. Andalucía es el prototipo de centro público en el que existe un alto índice de interinidad entre el profesorado, de ahí que muchos de ellos no lleguen a estar más de un curso dando clases. Fueron pocos los que pudieron creer desde el principio en estos programas, que exigían un compromiso de formación en materia de educación intercultural durante un primer año para luego "ceder" sus horas lectivas a estas actividades.
   Eduardo Barrera es logopeda y uno de los que apostó fuerte por estas actividades. Estuvo preparándose durante un año para ser partícipe de los talleres como uno más entre sus alumnos y conseguir así que lo vieran como a un igual, sin la carga de ser una figura rígida y autoritaria que le separaba de sus alumnos y le impedía hacer lo que más le gusta, que aprendan con él. Hasta cuatro años ha estado trabajando con una niña sordomuda del colegio sin conseguir un mínimo acercamiento que le permitiera enseñar con normalidad. Pero "desde la primera sesión que tuve en los talleres ya noté su cambio de actitud conmigo, ahora es ella la que me busca para que le ayude", afirma el maestro.
   Natalia Arjona Vázquez es una de las monitoras del Taller sobre Animación a la lectura y al teatro. Sus instrumentos son el cuento, la narración oral, la interpretación y la expresión corporal. Con ellos consigue fomentar en los niños los valores más básicos, como son el respeto, la tolerancia, la solidaridad, la autoestima y la responsabilidad, entre otros. "Que los alumnos y profesores compartan cosas materiales y experiencias personales sirve para que el grado de conflictividad que existe entre ambos se elimine y los coordina en su trabajo diario", explica la monitora.
   Los programas de Aula Abierta y Escuela de Arte permiten a esta gran mayoría de niños gitanos, crear sus propias obras de teatro, sus cuentos y canciones, aportando todo lo que saben de su cultura (la gran olvidada por la administración), y sentirse cómplices de todo lo que aprenden.

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