"Nuestro objetivo en Unión Romaní Andalucía es
trabajar por y para los gitanos"

     16.09.2002 / "El éxito del programa Butipén nos enseñó a saber quiénes éramos y hasta dónde podíamos llegar"

  Antonio Torres Fernández, Presidente de URA

  
Antonio Torres Fernández fue uno de los fundadores de Unión Romaní (UR) cuando estaba despegando la democracia en España. Sabe lo que es trabajar de conductor en una empresa privada, de maestro, y de funcionario en las administraciones locales, autonómicas y nacionales, lo que le confirió gran experiencia a nivel organizativo.
   Dice de él mismo que desde que era muy joven colaboró en asociaciones gitanas pero que hasta que nació Unión Romaní Andalucía (URA) nunca se había ganado la vida con ellas. Antes de embarcarse en la presidencia de URA al frente de la cual lleva desde que se creó la división territorial, era jefe adjunto de la Unidad Operativa de Atención y Promoción Social del Área de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Barcelona, aunque parte de su tiempo se lo dedicaba a UR. Le gusta enriquecer una buena charla con citas y refranes y es respetado entre sus compañeros por su rigurosidad en el trabajo diario. A punto de cumplir los 60 años, asegura que el programa con el que más ha aprendido URA ha sido Butipén, porque les enseñó a cada miembro de la asociación a saber quiénes eran cada uno y hasta donde podían llegar; y porque implicó una depuración de aquellas personas que solo estaban interesadas en trabajar con URA en épocas de abundancia.

¿Cómo nace Unión Romaní Andalucía (URA)?
   La idea de formar URA nace en 1994, tras la celebración en Sevilla de una asamblea del Comité Nacional de Unión Romaní (UR), donde los compromisarios plantearon la necesidad de crear una división territorial de la Federación, ya que gran parte de las asociaciones adheridas no siempre participaban con UR. Durante un par de años vimos cómo la relación entre algunas asociaciones y la Federación dependía de su colaboración o no en los programas y por tanto de su percepción de las ayudas que la UR conseguía. En una federación hay que estar para lo bueno y para lo malo, y por aquel entonces se palpaba una desunión que demandaba un cambio en su estructura.

¿Qué les hizo pensar que una división territorial funcionaría?

   La estructura que mantienen los partidos políticos en España. Nos fijamos en ellos y quisimos probar esta fórmula. Además este nacimiento fue paralelo a una nueva división sectorial de la Federación, con Unión Romaní Juventud y Unión Romaní Mujer posteriormente. Lo que buscábamos era poder ser dependientes de forma muy directa de UR, pero al mismo tiempo ser independientes, y esto no lo podíamos conseguir siendo una "asociación adherida", o siendo una "asociación miembro" de UR.

¿Porqué en Andalucía?
   Porque es la autonomía con mayor número de gitanos, pero sobre todo porque era donde había un equipo de personas con capacidad y predisposición para llevar adelante este nuevo proyecto.

Hábleme de este grupo fundador.
   Lo formaba una media docena de personas dispuestas a tirar para adelante, comprometidas ya a levantar URA a toda costa. En mi caso concreto, los tres últimos meses de 1993 yo acababa de finalizar mi compromiso con el Congreso Gitano Nacional celebrado en Granada, que es donde tomo contacto con el grupo y posteriormente, finalizado el Congreso Europeo en Sevilla, se piensa como grupo fundador. Otras cuatro personas estaban muy comprometidas con el movimiento asociativo gitano en esta ciudad y además se estaban iniciando en el seno de UR.

¿Cómo pensaban que tenía que ser URA cuando la crearon?
   Teníamos claro que todos los programas nacionales de la Federación que tenían que ver con Andalucía a partir de ahora iban a ser gestionados por URA. Pero había una idea sobre la que insistimos mucho también, que todo lo que el movimiento asociativo gitano andaluz estuviera haciendo antes de la formación de URA, ni siquiera lo solicitáramos, salvo para colaborar con ellos si se nos requería. Así que decidimos ir al campo de acción donde no se estaba trabajando todavía.

¿En qué trabajaban las asociaciones andaluzas antes de que llegara URA?
   Había un programa subvencionado por la Junta de Andalucía que trabajaba ya en el seguimiento escolar gitano en poblaciones de más de 20.000 habitantes, así que no intervinimos para nada en este área. Todo lo demás, eran cursos esporádicos y muy primarios de formación que no tenían solidez.

¿Con qué proyectos empezó URA?
   Diseñamos programas integrales para poblaciones de menos de 20.000 habitantes a través de los ayuntamientos y de las diputaciones, porque eran zonas donde no se estaba haciendo prácticamente nada por la comunidad gitana. Pero desde 1994 hasta 1996 estuvimos realizando peticiones continuas a la Administración Autonómica sin obtener ninguna respuesta.

¿Porqué tardo la Junta de Andalucía dos años y medio en trabajar con URA?
   Nosotros entendíamos que había una organización federativa con la que ya trabajaba la Administración y nosotros, aunque a nivel nacional UR era muy conocido, desde el punto de vista autonómico éramos nuevos. Pero en cuanto pasaron los dos años de sequía empezaron a llovernos peticiones de las diferentes entidades públicas para preguntarnos quiénes éramos y qué pretendíamos hacer en la región.

¿Qué administración apostó por primera vez por URA?
   La Dirección General de Juventud y Voluntariado de la Junta de Andalucía concedió a UR una primera parte de una campaña en la que trabajaba URA y que todavía se sigue haciendo: "Andalucía, cuatro culturas una sola juventud". Posteriormente, la Dirección General de Bienestar Social de la Junta de Andalucía nos concedió un millón de pesetas para el mantenimiento de esta entidad y tres millones para el programa de intervención en la cárcel de mujeres de Alcalá de Guadaira con el que llevamos trabajando ya 6 años y que constituye el proyecto "estrella" de URA. A partir de ahí, los contactos que teníamos en la Consejería de Trabajo de la Junta de Andalucía nos ayudaron para emprender otro gran programa de intervención, el de los Cursos de Formación Profesional, un campo que todavía ninguna asociación había tocado y con el que hemos continuado también hasta ahora. Luego se fueron sumando otras administraciones como la Diputación de Sevilla.

Volviendo a los comienzos, ¿Cómo se mantuvo el grupo que trabajaba para URA hasta que llegaron las primeras ayudas?
   La mitad del equipo (de unas 6 personas) trabajaban como voluntarios y la otra mitad con incentivos puntuales. Fueron casi tres años de sequía en los que había que preparar los proyectos que queríamos hacer en Andalucía y esperar a que nos lo aprobaran.

Alguna recomendación para los interesados en trabajar en ONGs gitanas...
   Personalmente creo que no es bueno que, una vez que se sale de la Universidad, inmediatamente entren en una organización gitana por muy gitanos que sean. Debido a mi experiencia, considero que lo correcto es que los gitanos licenciados primero deben experimentarse en la calle en las diferentes empresas u organizaciones gubernamentales y, cuando ya adquieran un bagaje y una cierta experiencia, entonces se pongan a disposición para que se les contrate en las ONGs. O como mínimo que complementen esta experiencia con su colaboración en las ONGs. Porque ir directamente a trabajar a las ONGs conlleva un posible desencanto al no saber lo que es trabajar en el exterior.

¿Cuál es el obstáculo más importante contra el que se ha enfrentado URA en estos 7 años?
   El bache más importante que ha vivido URA fue en el 2001 cuando, paradójicamente, más dinero tuvimos para trabajar con un proyecto: Butipén. Aunque éste no fue el más importante de la asociación, sí fue el que definitivamente consolidó la capacidad de los miembros de URA. Administramos 266 millones de pesetas en un año y medio que, sumado a los demás programas con los que trabajábamos alcanzaban casi medio millón de pesetas diarios en gastos. Una responsabilidad muy fuerte que de cara al exterior se calificó con un notable, pero de cara al interior yo no acabé contento.
   Una empresa de tanta envergadura nos cogió inexpertos, pero aprendimos mucho para bien o para mal de nosotros mismos y de nuestros compañeros.

La causa gitana
   Desde entonces se han tenido que sacrificar unas personas por otras, y gente que tenía un discurso muy rimbombante sobre el movimiento asociativo gitano, en el momento en que acabó Butipén, y por tanto las vacas gordas, desaparecieron del marco de URA.
   Algunos decían entonces que una vez contratados para Butipén, luego estarían en el paro trabajando para generar otros proyectos para URA, pero la inmensa mayoría desaparecieron. Sólo quedaron las personas que realmente tenían un interés especial por URA.

Volver