Sólo uno de los miembros de la mesa de trabajo para
la minoría gitana es kalé

     16.1.2003 / Un único calé ha sido llamado a ocupar uno de los doce sillones de la 'Mesa de trabajo para la minoría gitana' constituida en el Ayuntamiento de Pamplona. El concejal de Acción Social que está al frente de la misma, Eradio Ezpeleta, atribuyó esta circunstancia a una mera coincidencia. Según dice, la intención es incorporarlos a las futuras comisiones.
   La principal finalidad del grupo de trabajo es coordinar las políticas institucionales y las actividades de las asociaciones que trabajan en beneficio de la comunidad gitana. Además de Ezpeleta, fueron convocados a la reunión cuatro empleados de los servicios sociales municipales y otro del área de Educación; dos representantes de la Administración foral y otros cinco de colectivos sociales. La Majarí fue, sin embargo, la única asociación presente en la mesa que incluyó a un gitano entre sus representantes: su vicepresidente, Roberto Urrutia Ugal, quien ejerció, según su propio testimonio, de portavoz de todos los calés. "Resulta preocupante que se haya producido este hecho, pero la realidad es que aquí se ha convocado a técnicos y hay muy pocos técnicos entre los gitanos"
   El único gitano de la mesa constituida a instancias del Consistorio pamplonés trabaja como educador. Tiene 23 años y es soltero; nació en San Juan de Luz; reside en Endériz y es vicepresidente de la asociación La Majarí, amén de profesor de acordeón.
   Dicen las estadísticas que el índice de escolarización de los niños gitanos no es propio de Occidente.
   El cien por cien de los niños está matriculado gracias a la labor de los agentes comunitarios, pero es cierto que su asistencia a clase es irregular bien por falta de motivación, bien porque los gitanos se sienten desorientados en esa institución. Faltan elementos integradores que permitan a nuestros escolares encontrar referencias culturales dentro de los colegios. Hay que decir, no obstante, que el Departamento de Educación se está mojando algo y ha empezado a impartir algún taller de cultura gitana.
¿Y qué papel juegan en esta situación los padres de los niños?
   Los valores se transmiten de una a otra generación y el de la educación no está muy arraigado entre nosotros. De todos modos, también esto está cambiando porque las alternativas laborales que antes tenían los gitanos sin formación están en vías de extinción. Lentamente, estamos empezando a comprender su importancia. Le diré, en este sentido, que estamos consiguiendo que las madres lleven a sus niños a las clase de apoyo extraescolar. Sería necesario, en cualquier caso, contar con más recursos.
¿Dar sin recibir?
   En absoluto, las ayudas que se conceden se condicionan al cumplimiento de ciertos requisitos. En algunos casos, por ejemplo, se exige a los beneficiarios que escolaricen a sus hijos.
¿Gitano igual a vivienda en precario?
   Es cierto que la mayoría de las demandas que cursan los gitanos que acuden a nuestra asociación tiene que ver con la vivienda. Hay que entender, por un lado, que los miembros de esta etnia carecen comúnmente de recursos. Además, poseemos otros valores que empujan a menudo a nuestros jóvenes a casarse precozmente.

Volver