Los obispos admiten que trataron con prejuicios al pueblo gitano

     1.2.2003 / "Hemos sido más jueces que hermanos con el pueblo gitano. Nos hemos mostrado más distantes que próximos y no siempre hemos alzado la voz en favor de su dignidad y frente a los estereotipos vertidos de manera injusta". Así lo aseguran los obispos españoles en el documento 'La Iglesia de España y los gitanos', que fue aprobado por la cúpula eclesiástica con motivo de la beatificación del gitano Ceferino Giménez Malla.
   La Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española (CEE) entonó el 'mea culpa' y afirmó que los miembros de la Iglesia "no siempre han sido buenos samaritanos con el colectivo gitano español", integrado por 600.000 personas. El presidente de la comisión de Migraciones de la CEE, el obispo de Coria-Cáceres, Ciriaco Benavente Mateos, explicó que el texto reconoce que "en medio de sus luces y sus sombras" la cultura gitana tiene unos valores importantes. Entre ellos, destacó la añeja tradición de la virginidad de la mujer antes del matrimonio (el documento evita hacer alusión al hombre).
   El representante eclesiástico elogió otras tradiciones gitanas, como el respeto a la familia, la veneración a los mayores, la visión humana del trabajo, el respeto a los muertos, la hospitalidad y la solidaridad.
Mala fama
Sin embargo, el documento reclama a los gitanos acabar con su mala fama. "Han de ser los primeros -explicó el obispo de Coria- para acabar con determinados comportamientos que, aunque no generalizables, están dando lugar a que en algunas ciudades se les identifique con la droga".
   El documento subraya que los gitanos, en teoría, gozan de los mismos derechos que los payos, pero en la práctica muchos malviven en la marginación. El consejo de los obispos es el siguiente: "El cultivo de los propios valores no debe servir de coartada para el aislamiento".
   Por eso, les recomiendan "abrirse a los nobles avances sociales", como por ejemplo, la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer y "la asunción de los modos más civilizados de convivencia". "Los gitanos -concluye el texto- deben enriquecerse de los payos y viceversa".

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