A Francisco Barrul Jiménez
Pedro Puente Fernández

    12.09.2006 / Se ha muerto un CAMPEÓN.
   Así le llamó su hijo, ‘su Toni’, en el momento de su agonía, con sollozos y entre lágrimas. “Has sido un CAMPEÓN”.
   Sí, yo quisiera tener la habilidad de un gran escritor para loar sus triunfos, pero al no tener las cualidades del gran escritor, dejaré hablar al corazón.
   Sí, se ha ido un CAMPEÓN.
   CAMPEÓN es el que va el primero, y usted, compadre, ha sido el PRIMERO en muchas ocasiones de las que yo conozco. En nuestros 38 años de amistad, de cristianos, de respeto y de palabra de compadres.
   En estos 38 años le he visto muchas veces de PRIMERO, de CAMPEÓN.
   El PRIMERO en apuntarse para crear el Secretariado Gitano en León, y más tarde, uno de los cinco que firmamos los estatutos de la Asociación del Secretariado Nacional Gitano, hoy Fundación Secretariado Gitano, con más de 60 centros de trabajo y 600 trabajadores.
   Fue el PRIMERO en acompañarme a lo largo y ancho de España para promocionar las escuelas de niños gitanos. En aquellos barrios, que sólo de la mano de Usted, un gitano al que su físico le delataba como gitano por los cuatro costados, se podía entrar: Las Graveras, la Quinta Julieta de Zaragoza, el Campo de la Bota y la Mina de Barcelona, Los Pajarillos en Valladolid, el Tejerín en Segovia, y así podríamos ir describiendo todas las ciudades de España. Usted, siempre con el mismo mensaje:
“Niños, tenéis que ir a la escuela, porque sino seréis como yo, que no sé nada, que no puedo sacar el carnet de conducir. Si vais a la escuela podréis llegar a ser diputados, como Juan de Dios, da gusto como ‘chanela’ ese gitano en la televisión. Pues vosotros también podéis llegar a eso”.
   Y nos íbamos de cada lugar llenos de alegría porque los niños progresaban, pero cargados de peticiones que nos hacían los gitanos y los secretariados y también con el corazón abrumado al ver tanta necesidad y miseria en aquellos barrios de chabolas de tablas y hojalatas.
   También fue el PRIMERO en visitar la Virgen de Lourdes y lo hizo de “camillero”, al servicio de payos minusválidos. ¡Qué experiencia tan bonita! Y ¡qué testimonio de gitano cristiano!, ¡cómo le impresionó!
   Al regreso, con tanta emoción y ardor hablaba de la Virgen y de la vivencia de Usted, que entusiasmó a otros gitanos. Así, al año siguiente, fueron otros gitanos y luego repetimos con una excursión. Lo mismo pasó en otras experiencias.
   También fue el PRIMERO a la Romería de la Virgen de la Sierra en Cabra, Córdoba, y a la Virgen de los Remedios en Almendralejo y a la Macarena en Sevilla, y a la Virgen Gitana en Torrente, Valencia, a la del Pilar en Zaragoza, y a Fátima en Portugal, y a las Santas Marías en Francia,... Tampoco puedo dejar de mencionar nuestras romerías a la Virgen del Camino, donde Usted ponía tanto empeño e interés porque todo saliera bien.
   Fue el PRIMERO en apuntarse a los Cursillos de Cristiandad de gitanos, celebrados en Alicante y luego en León. Y también el PRIMERO en inscribirse para la Adoración Nocturna. Así, todos los 30 de cada mes pasábamos en San Isidro la noche en oración ante Jesucristo Sacramentado. Usted no sabía leer los textos bíblicos pero hablaba con Dios de tú a tú, en silencio o en voz alta.
   En lo humano, también fue el PRIMERO. En solicitar trabajo fijo en el ayuntamiento, aunque entonces estaba mal visto barrer las calles pues era trabajo de mayores y minusválidos. Pero Usted rompió tópicos culturales negativos.
   Fue el PRIMERO en poner una televisión en su chabola; y el primero en salir de su barrio, Las Ventas, donde vivía el 68% de los gitanos de León, a una casa alquilada en Santa Ana. Ello fue el inicio de la salida de otras muchas familias del mismo barrio que se dispersaron al Crucero, a San Francisco y otros lugares de la ciudad. Fue el PRIMERO en solicitar y alcanzar una vivienda social en Pinilla y el PRIMERO en hacer reformas en el piso adaptándolo –inteligentemente– a las características de su familia, buscando espacios más amplios.
   Qué recuerdos tan bonitos en celebraciones navideñas, de pedimentos, bodas, bautizos y primeras comuniones,... ¡Cuántos motivos de fiesta y de preocupaciones hemos compartido desde la amistad más profunda! Usted siempre decía: “mi compadre es como un hermano, más que un hermano”, y así se lo recordó a sus hijos ya en el lecho de la enfermedad irreversible. Sí, usted participó de las cosas de todos los Puente (también familia numerosa), de sus alegrías y sus penas, como yo he participado en la casa de los ‘Barrules’.
   Entre nosotros, compadre, se ha hecho realidad el dicho “la familia se nos da, pero los amigos se eligen”, nosotros somos profundos amigos. Voy a recordar dos hechos –entre tantos– que vienen a mi mente:
   En mi primera misa celebrada en mi pueblo, éramos más de mil personas y a Usted le había propuesto que fuera el padrino de mi besamanos junto con la Tía Chata, gitana muy apreciada por mí (que en paz descanse). ¡Qué emoción sentía Usted limpiándome las manos consagradas como sacerdote!, y presentándome como uno de los suyos, ante tantos gitanos que habían acudido a la fiesta. Éste es nuestro, es nuestro cura. Ello, y mi dedicación, han hecho que popular y cariñosamente me llamen “el cura de los gitanos” o “el cura gitano”.
   La otra vivencia fue cuando nos dimos la palabra de “COMPADRES”. Nos nació niña. ¿Ahora como va a ser su nombre? No se preocupe, compadre, en la Iglesia la pondremos María de los Ángeles, pero en casa la llamaremos “la Pedros”.
   ¡Cuántas cosas hemos vivido juntos! Ahora no podremos continuar creando nuevas vivencias, pero yo seguiré haciendo presentes todas las que han acontecido en nuestras vidas, desde nuestra más profunda amistad de compadres.
   Después de este pequeño desahogo del corazón, podría seguir describiendo momentos y momentos de su vida como el PRIMERO, como un CAMPEÓN.
   En el ámbito familiar también fue todo un CAMPEÓN: doce hijos, once pedimentos, diez bodas todas con fiesta,... esto es de ser un CAMPEÓN. No quiero olvidar que a su lado estaba también ‘una campeona’, “la Mama”, con la que ya está para siempre. También en esto ha sido un CAMPEÓN. Tras seis años pasados sin su compañía física, porque sus corazones siempre estuvieron unidos, no tengo la menor duda, ha batido el récord de visitar su tumba. Nada se ponía por delante: ni el tiempo, ni las limitaciones físicas, nada. Su profundo recuerdo le llevaba a broncas con sus hijos, cuidados esmerados de la tumba, oraciones. Con sol o lluvia, en autobús o taxi, en la compañía de sus hijos o acompañado por mí, pero sobre todo en su ‘quad’. Toda una singular hazaña sin su ‘pata’. Pero igual que un CAMPEÓN superó dificultades, se adaptó a las circunstancias y luchó por alcanzar la meta que deseaba.
     Eso ha sido su vida, una LUCHA, donde habrá habido éxitos y fracasos. Pero el esfuerzo no ha faltado y Dios premia a los que se esfuerzan. Por eso espero, casi estoy seguro, que el premio de Dios, que es infinito, lo ha recibido.

   Descanse en Paz un CAMPEÓN, nuestro CAMPEÓN:
   Francisco Barrul Jiménez

   Su compadre, agradecido por haberle encontrado en su vida, no le olvida.

Volver