La Justicia Tirada
Por Agustín Vega Cortés

      16.09.2008 / Si el Juez Tirado y los funcionarios que estaban a sus órdenes, hubiesen cumplido con su deber. Si hubiesen desarrollado su trabajo con la diligencia mínima exigible a cualquier persona que tiene una responsabilidad determinada y por la que cobra un sueldo, entonces, la niña Mari Luz, que tan solo tenía cinco años, seguiría viva. Su padre y su madre aún la besarían cada mañana, cada tarde y cada noche y cada hora del día. Sus muñecas seguirían tiradas por los suelos de la casa esperando que ella las llevara de un lado para otro, y su risa de niña, como la risa de todas las niñas de cinco años, continuaría llenado de luz y alegría la vida de su familia. Así sería si ese juez Tirado y los funcionarios a sus ordenes, hubieran estado más pendiente de su trabajo y un poco menos pendientes en organizar sus puentes festivos, sus fines de semana, sus días de asuntos propios, sus suplencias y sus ausencias, sus altas y sus bajas, la mayoría de las cuales, naturalmente, son provocadas por el estrés que debe producir una jornada laboral de escasas 30 horas semanales de trabajo efectivo, dividida en jornadas de 6,5 horas diarias incluidos los descansos, y los que hay que restar los días que tienen otra cosa más importante que hacer que ir al trabajo, que para eso están los compañeros y estos políticos tan comprensivos con ellos, hasta el punto que ni siquiera les llaman trabajadores o empleados públicos, sino “servidores del estado”. Como si trabajaran gratis y por amor a los demás. Claro, que es natural si tenemos en cuanta que la inmensa mayoría de los políticos con poder ejecutivo también son funcionarios en excedencia. Decía que si hubiesen estado un poco menos preocupados por organizar sus viajes de vacaciones de Navidad, de Semana Santa, de verano y de invierno. Si no hubieran estado tan distraídos en esos interminables desayunos en la cafetería de enfrente, ni hubiesen perdido tanto tiempo hablando por teléfono sobre sus cosas personales, ni navegando por Internet. Si hubiesen estado más centrados en cumplir con su trabajo y ganarse el sueldo que cobran, Si hubiesen comprendido que el objetivo de la administración de justicia es hacer justicia y servir a los demás y no darle trabajo a ellos y que los demás les rindan pleitesía y les hablen con temor. Si hubiesen comprendido que detrás de cada expediente, de cada ficha, de cada auto, de cada requerimiento, de cada resolución, de cada comunicación y de cada sentencia, hay personas de carne y hueso; seres humanos que esperan justicia o que demandan reparación de los daños que han sufrido. Si pudieran entender que detrás de cada papel que ellos dejan acumular en sus mesas, sencillamente como montañas de papel, hay, sin embargo, montañas de lágrimas, de dolor, de miedos, de frustraciones y también de esperanzas y consuelos. Si hubiesen comprendido que esperando lo que ellos hagan o dejen de hacer, aguardan impacientes miles de inocentes que esperan sus derechos o culpables que deben ser castigados para que otros duerman en paz. Si hubiesen comprendido todo eso, entonces, un psicópata asesino condenado en firme desde hacía casi dos años, no hubiera andado libre por la calle y la niña Mari Luz estaría ahora mismo con sus padres. Pero ahora que ya es demasiado tarde para todo eso. Ahora que nada ni nadie podrá devolverla a la vida ni mitigar el inmenso dolor de su familia. Otros funcionarios, estos de más alto rango, acaban de añadir más dolor al dolor, más crueldad a la crueldad, más injusticia a la injusticia, más iniquidad a la iniquidad más perfidia a la perfidia. Han decidido que ese Juez Tirado, debe pagar 1500 euros de multa por haber sido indirectamente responsable de la muerte de Mari Luz. Ya sé que nadie ha dicho que sea por eso, pero entonces por qué se le sanciona? ¿Y el resto de los funcionarios a los que el mismo juez hacía responsable de la no tramitación de la orden de encarcelamiento del asesino material? Están desayunando y no se pueden poner, pero la Junta de Andalucía ya ha archivado el expediente disciplinario que había iniciado. Todo era una farsa como siempre. ¿Justicia? Por favor, hablemos de cosas trascendentes.

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