14.04.2009

Nueve policías miserables y racistas

Cuando me enteré no me lo creí. Nunca pensé que eso pudiera ser verdad. Sobre todo porque esa historia yo la había oído en varias ocasiones cuando era jovencito. Me contaban algunos gitanos que en pleno franquismo, aquella Guardia Civil caminera, —la misma de la que con tanta fuerza y dramatismo hablaba Federico García Lorca— martirizaba a los pobres gitanitos que se encontraban por los caminos y campos de España obligándoles a pegarse unos a otros. Les apuntaban con sus mosquetones o les empujaban a culatazos para que se apalearan entre sí hermanos contra hermanos, cuñados contra cuñados o yernos contra sus suegros. Era el espectáculo sangrante que se reservaban para sí hombres sin alma en cuyos cuerpos no cabía ni un gramo de humanidad.

 

—Perdóname hermano —se decían unos a otros, bebiéndose las lágrimas hundidos por el dolor y la impotencia.

 

—¡Más fuerte, más fuerte! —gritaban aquellos demonios empujando con sus fusiles a aquellos pobres desgraciados para que se atizaran con más fuerza y violencia.

 

Repito, yo creía que esta escena pertenecía mis recuerdos de juventud y que nada parecido podría acontecer ya después de tantos años. Pero la realidad es mucho más constante y dramática de lo que pudieran ser nuestros deseos. Ha sido en Eslovaquia, país centroeuropeo que ha entrado a formar parte de la Unión Europea en la última ampliación. En una comisaría de policía de Kosice, en el Este de Eslovaquia, nueve individuos, nueve bestias que indignamente visten el uniforme de policía y que pertenecen a los servicios de seguridad de su país, han encerrado en una habitación de la comisaría a seis niños gitanos y han cometido con ellos toda clase de ultrajes.

Bajo gritos aterradores y terribles amenazas les han forzado a pegarse entre sí, luego les han obligado a desnudarse y a besarse mientras varios perros agresivos les ladraban amenazadoramente. Algunos niños han sido, incluso, mordidos por los perros.

Gracias a Dios estos hechos no quedarán impunes. Un familiar de alguno de los policías que grabó las escenas no ha podido reprimir su noble deseo de denunciar el martirio infringido a los niños gitanos y mandó la película al periodista Tom Nicholson del diario “SME” de Bratislava.

En estos momentos sabemos que el Ministro del Interior, Robert Kalinak, ha intervenido e incluso ha manifestado que al menos siete de los policías que han tomado parte en la “diversión”  perderán su puesto.

Nosotros, desde la Unión Romaní Internacional, vamos a instar a las autoridades eslovacas, al Parlamento y a la Comisión Europea para que estos indignos agentes del orden público —¡qué sarcasmo!— no sólo pierdan “su puesto” en el cuerpo de la policía eslovaca sino que, además, sean procesados y sean las autoridades judiciales las que determinen el castigo que en justicia les corresponda, que, como mínimo, debería ser la expulsión definitiva de la policía de su país.

 

Sastipen thaj mestipen.

Salud y libertad.

 

JUAN DE DIOS RAMÍREZ-HEREDIA

Presidente de Unión Romaní

 

 

No es recomendable, pero si queréis ver el video donde se contemplan estos hechos incalificables, podéis verlo en la sección de videos de esta página

Volver