18.03.2010

Muere quemado vivo un niņo gitano de trece aņos en el asentamiento de Via Novara

Cuando la intolerancia mata, los que han dedicado su vida a los Derechos Humanos no experimentan tan solo dolor, sino también un sentimiento de derrota. Cuando la víctima del odio racial es un niño, el sentimiento de frustración se aproxima a lo insoportable. No bastan las vidas salvadas, ni las tragedias evitadas, para apagar el llanto. El dolor de unos pocos crece tanto que supera enormemente el odio de la mayoría y el compromiso se renueva. “Afrontaremos la violencia con un espíritu de paz, la injusticia con el derecho, la crueldad con la solidaridad y no cejaremos en nuestro empeño. Daremos hasta nuestro último suspiro por la vida y por un mundo de iguales”.

La noche del 13 de marzo, un chico de trece años murió quemado vivo en el asentamiento de Via Novara, un lugar que es un claro ejemplo de las persecuciones institucionales de las minorías en Italia. El programa que las instituciones milanesas se enorgullecen de llevar a cabo para combatir la indigencia y la marginación de los rromà de Via Novara se centra, como siempre, en un único y despiadado término: “desalojo”.

 

(Alfred Breitman; EveryOne Group)

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