17.03.2014

Unión Romaní reclama representación gitana en el Parlamento Europeo

Cumpliendo un mandato de la Junta Directiva de la Unión Romani nos hemos dirigido al presidente del Gobierno y del Partido Popular, don Mariano Rajoy, así como al Secretario General del PSOE, don Alfredo Pérez Rubalcaba, instándoles a que hagan todo lo posible por situar en sus listas electorales al Parlamento Europeo a algún gitano o gitana comprometido con la defensa de nuestra comunidad.

Recogiendo las consideraciones expresadas por la inmensa mayoría de los gitanos consultados nos reafirmamos en manifestar que se debe poner fin a la situación de nula representatividad que hasta ahora hemos venido padeciendo en el Parlamento Europeo. Tras la salida de aquella institución del Presidente de la Unión Romani en 1999 hasta el fin de mandato de una gitana húngara del Grupo Liberal, en esta legislatura que ahora acaba queda tan solo el valioso testimonio de otra gitana húngara, del Grupo Parlamentario Conservador.

La población gitana europea es la de mayor magnitud de cuantas viven en el territorio de la Unión. Somos diez millones de ciudadanos de los que un día dijo y escribió Günter Grass que somos los más genuinos representantes de la condición de ser europeos. Diez millones de hombres y mujeres que siempre consideraron que las fronteras no debían existir entre aquellas comunidades afines que profesan un mismo sentimiento de respeto por los derechos humanos y por el estado de derecho que rige la convivencia colectiva. Cuando Juan de Dios Ramírez-Heredia votó en Estrasburgo la eliminación de las fronteras nacionales felicitó al conjunto de los Diputados presentes en la Cámara pero añadió que esa conquista los gitanos ya la habíamos ganado setecientos años antes.

Por otra parte la Unión Romani quiere recordar que nuestro país, por razones de todos conocidas, ha sido líder de las reivindicaciones de la comunidad gitana mundial durante muchos años. Y ahora, en momentos duros para todos los europeos, cuando el racismo más cruel se cierne sobre las cabezas de todos los demócratas, cuando los partidos racistas encuentran terreno abonado sobre los que sembrar el odio y la confrontación, se hace más imperioso que nunca el que la clase política dé un paso al frente haciendo posible que un gitano, o una gitana, encarne las esperanzas de millones de hermanos nuestros que confían en nosotros.

 

Reflexiones que no por elementales son menos importantes.

Nuestra lucha se inscribe en la línea de la defensa de los Derechos Humanos y de la implantación más plena de la justicia social. Los gitanos seguimos ocupando el último lugar en el ranking del progreso y el desarrollo de los pueblos de Europa. Padecemos el mayor índice de paro, de analfabetismo y de ocupación de infra vivienda.

Se puede decir, por lo tanto, que nuestra lucha diaria se centra en cuatro objetivos:

 

Primero: La conquista del disfrute pleno de nuestros derechos cívicos y sociales. La lucha por hacer desaparecer la pobreza, el analfabetismo y la marginación es la principal tarea de las asociaciones gitanas y de los líderes gitanos mayormente concienciados.

 

Segundo: La promoción y el respeto por nuestra cultura milenaria. Los gitanos estamos orgullosos de ser gitanos. Somos gitanos y queremos seguir siendo gitanos. Nuestra historia, nuestras costumbres, nuestras tradiciones, nuestra lengua, deben ser defendidas, protegidas y promocionadas.

 

Tercero: Los gitanos europeos reclamamos ser representantes directos de nuestra gente. Para ello es indispensable nuestra participación política en todas las instituciones democráticas. Los principales partidos políticos europeos han declarado —y a veces, firmado— que los dirigentes de los partidos deben propiciar la presencia de gitanos y gitanas en sus listas electorales y en puestos que garanticen su elección. La realidad nos dice, por el contrario, que son muy pocos los gitanos y las gitanas que cuentan con el amparo y promoción de los grandes partidos.

 

Cuarto: Ha llegado la hora de decir ¡basta! al paternalismo. Durante años la defensa de nuestros intereses ha estado en manos de los “no gitanos”, los gadchés. Hubo una época en la que esta participación fue indispensable y así lo reconocemos y lo agradecemos. Pero hoy ese protagonismo debe pasar a manos gitanas. Políticamente los gitanos debemos exigir, y exigimos, ser los interlocutores directos e insustituibles de los poderes públicos en todas aquellas cosas que nos afectan. Desgraciadamente observamos que hay una gran disonancia entre lo que las autoridades políticas reconocen y manifiestan a este respecto (véanse las últimas Resoluciones del Parlamento Europeo) y lo que luego acontece en la realidad. Los gitanos seguimos siendo tratados como menores de edad. Vivimos en una especie de protectorado donde son los gadchés quienes hablan por nosotros, quienes nos representan y quienes administran los recursos  que para nuestra causa conceden los poderes públicos.

 

La triste realidad de nuestra presencia en Europa

Primero: Lamentablemente los gitanos europeos también ocupan el último lugar en el disfrute del progreso y de los servicios sociales. Por esa razón España siempre deberá  apoyar las políticas sociales que ataquen con eficacia y prontitud la miseria y el abandono en que todavía hoy viven millones de ciudadanos gitanos que igualmente lo son de la Unión Europea.

 

Segundo: La verdad es que las Instituciones europeas (el Consejo de Europa, el Tribunal de Derechos Humanos, el Parlamento Europeo y la Comisión) han dedicado mucho tiempo, muchos informes, muchas resoluciones y, por que no decirlo, mucho dinero a analizar y paliar estas necesidades. Sin embargo los resultados obtenidos no se corresponden con tanto esfuerzo legislativo y económico. Sin ningún género de dudas el Consejo debe preguntarse ¿Cuál es la causa y por qué se mantiene esta situación?

 

Tercero: Nosotros nos atreveríamos a afirmar, desde el conocimiento y la experiencia acumulada en España en esta materia, que el fracaso de las políticas sociales y culturales que evidencia la actual situación de la comunidad gitana europea es debido a la escasa participación de los propios gitanos en el diseño y la ejecución de los programas a ellos destinados. Así lo dicen los propios gitanos europeos cada vez que tienen la oportunidad de hablar fuera del corsé que a veces representan las reuniones oficiales a las que son invitados.

 

Cuarto: Desde la visión que en España se tiene de la realidad gitana europea, reconfortados por la existencia de una juventud gitana que cada día quiere ser más y más artífice de su propio destino y administradora de sus propios intereses, especialmente los culturales, nosotros abogamos por el ejercicio de una política social y cultural europea que los gitanos la consideren como algo propio y no impuesto por las circunstancias coyunturales que, una vez más, engrosarán el conjunto de lo mucho y bueno que hasta ahora se ha dicho pero que tan escasos resultados ha dado.

 

Por todo ello, con respeto no exento de firmeza, pedimos a los líderes políticos de los grandes partidos españoles, así como a los que tienen una menor implantación territorial, que quieran contemplar la posibilidad de que algún gitano o gitana militante de sus partidos puedan formar parte de sus candidaturas al Parlamento Europeo haciendo posible así que nuestra contribución ayude en la hermosa aventura de luchar por conseguir una sociedad mejor para nuestros hijos.

 

Juan de Dios Ramírez-Heredia

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