22.04.2014 - OPINIÓN

Un extraterrestre cantando por soleá

Por Diego Fernández

Lo de la llamada Tercera Cumbre Gitana es una demostración de políticas que creen que los gitanos somos un problema y no una oportunidad. Lo hemos dicho muchas veces, Europa necesita a los gitanos tanto como los gitanos necesitan a Europa. O Europa demuestra que es capaz de resolver adecuadamente la cuestión gitana o todas sus políticas de Derechos Humanos sonarán a música celestial en el mundo.

Europa, que es la tierra del Estado de Derecho, no puede seguir explicando el color de la púrpura a los demás si en su territorio discrimina de una manera obvia al Pueblo Gitano. Si los europeos queremos ser un referente de legalidad debemos tomar en serio la cuestión gitana. Esto es tan importante cuanto que la gran baza europea es su apuesta por Estados de Derecho que construyen un nuevo espacio político desde la Ley generando convergencias territoriales y sectoriales con respeto histórico a las conquistas sociales.

Ese ejemplo europeo es fundamental si se quiere poner coto a los desarrollismos desmesurados de gobiernos ilegítimos que han generado tantas diferencias entre ricos y pobres en el mundo que a todos nos debería dar vergüenza. Los gitanos son la oportunidad de que Europa demuestre que se cree lo que dice. Europa será más fuerte en el mundo si respeta a los gitanos y resuelve su situación. Pues bien, este tipo de cumbres, a mitad de camino entre funcionarios y políticos burócratas que hablan de lo que no saben para convocar ruedas de prensa posteriores, son un ejemplo de lo que no se debe hacer. Los gitanos debemos tener el protagonismo en la resolución de nuestros problemas. Por supuesto que necesitamos ayuda, y la pedimos. Pero no existe peor imagen que un extraterrestre cantando por soleá.

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