20.03.2015 - A CORUÑA

Los gitanos chatarreros alzan la voz

El colectivo anuncia movilizaciones al sentirse perseguido por unas autoridades que les imponen sanciones e impuestos “ridículos”

 

Manuel Gabarri Jiménez es la voz del pueblo gitano en A Coruña y la tiene ronca de tanto gritar porque dice que ya no puede más. De familia chatarrera de toda la vida, este hombre se desgañita contra las autoridades, que ahora se les ha dado por “perseguir a los que nos llevamos dedicando a esto desde que el mundo es mundo”. Denuncia que los “fríen” a impuestos “ridículos” y con multas, y que de seguir así no les va a quedar otro remedio que “ir a robar para dar de comer a nuestros hijos”.

Lo que viene a continuación casi no hace falta escribirlo: los gitanos se han dedicado a la chatarra toda la vida. Hasta ahora, buscaban cobre, hierro o aluminio hasta debajo de las piedras para ir luego a las chatarrerías a vender el género. Un día de trabajo les suponía unas ganancias de entre 20 y 50 euros. No es una fortuna, pero “nos daba para ir viviendo”. Pero de pronto empezaron a salir normas, sanciones y prohibiciones que no hacen más que ahogarlos, según denuncian. Primero, tienen que pagar 170 euros por un papel de la Xunta que les habilita para transportar residuos sólidos. A cambio no les dan un curso ni unas indicaciones. “Pagamos, cogemos el papel y nos vamos”. Así funciona. A cambio, ya pueden llevar chatarra en sus furgonetas. Pero no todo lo que encuentran, como antes, sino determinados materiales. Y si incumplen, sanción al canto. “Si te cogen con una batería de coche, por ejemplo, la multa puede llegar a los 4.000 euros. ¿Me puedes decir como un gitano puede pagar eso si apenas saca 20 euros al día?”, se pregunta Manuel Gabarri.

Esa persecución ha avivado el malestar de los gitanos, que no entienden que “si la policía para un coche cualquiera lleno de chatarra y dice que la lleva a un punto limpio, lo dejan continuar, pero si paran a un gitano y no lleva ese papel de la Xunta que vale 170 euros, lo multan y le sacan todo el género”. “¿Alguien lo entiende? Pues es lo que está pasando y es lo que nos tiene decididos a salir a la calle a protestar. Ya tenemos pensadas una serie de movilizaciones y no pensamos parar hasta que se nos trate como Dios manda”, anuncia, Manuel Gabarri, que se entristece al observar como muchos de los suyos “si desayunan, ya no tienen para comer”.

 

Economía de miseria

Gabarri afirma que la crisis y la regulación del reciclaje y de las plantas de recogida y tratamiento de residuos por parte de Ayuntamientos y la Xunta han sido los dos factores que más han abocado a los pequeños recolectores a la economía de la miseria. “El problema es que la Administración ha cedido la actividad a empresas grandes que han podido concursar para adquirir las concesiones, contra las que nosotros no podemos competir. Esto ha hecho que no podamos recoger libremente la chatarra y que aquello que encontremos solo podamos venderlo a empresas privadas de reciclaje”, añade Gabarri.

Por si fuera poco, las familias que viven de ello pasan horas rebuscando e intentan llenar la furgoneta al máximo para ahorrar en carburante. Esto les cuesta multas por exceso de carga. El hierro apenas vale nada, unos 180 euros la tonelada. En cambio el cobre, el material más apreciado, se paga a 3 euros el kilo si se entrega limpio.

 

Prohibiciones

Las nuevas leyes prohíben la recogida de materiales de hierro o cobre de las calles, obras, descampados o basureros para luego venderlos a las chatarrerías. Además, tienen que darse de alta como autónomos y poseer el título de transportistas de residuos no peligrosos si quieren realizar esta actividad.

Otro argumento contra dicha ley que esgrimen los gitanos es que al estar dados de alta como autónomos “todas las ayudas o asistencias sociales que recibimos desaparecen por completo”. Una de las pocas soluciones que han propuesto de momento es la aplicación de un “módulo especial” para autónomos de clases bajas, adecuado a su nivel de ingresos.

“Solicitamos a Medio Ambiente, a la Xunta o al Gobierno con la fuerza que nosotros, españoles, inmigrantes y gitanos, de fuerza ancestral, que deroguen la ley que nos quita el pan y la sal, y que nos lleva a los humilladeros de la sociedad”, clama Manuel Gabarri.

 

(Alberto Mahía; La Voz de Galicia)

 

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