25.06.2015 - OPINIÓN

Noche nochera

Por Marcos Santiago Cortés

La Noche Blanca del Flamenco es una de las creaciones más bonitas y efectivas de la política local de Córdoba. Por eso doy la enhorabuena a nuestro ayuntamiento, o mejor a "nuestros ayuntamientos"; a aquella primera edición que ideó IU, seguida impecablemente por el gobierno del PP y clausurada este año por la alcaldesa del PSOE.

Lo bueno arraiga y no caben zancadillas políticas porque con esfuerzo e ilusión hemos logrado entregar a Córdoba el referente mundial flamenco que en verdad representa. Por eso hoy me doy la satisfacción de brindar por Córdoba y su noche blanca y por ese río acaudalado de gentes que recorrían con alegría y arte las calles de nuestra ciudad como si esta fuera el paraíso de felicidad prometido por Dios a miles de almas después del juicio final.

También quiero dar mi personal reconocimiento al pueblo gitano porque mucho se habla siempre de la fusión de las tres culturas, cristiana, mora y judía, pero poco o nada se concede a la cuarta, la gitana, tan decisiva en la personalidad andaluza. El otro día, bajo la noche blanca, quedó claro que a quien tenemos que agradecer la conservación del mayor tesoro de nuestra cultura, como es el folclore, es exclusivamente a este grupo social, moreno claro, como la noche blanca, que no solo mostró su arte encima del escenario sino abajo también, cantando por las calles, como diría Lorca, en una noche nochera donde afortunadamente al fin los gitanos no corrían por las calles huyendo de la incomprensión sino que caminaban garbosos y graciosos presumiendo de su legado como la herencia más viva de todos los andaluces.

 

(Diario de Córdoba)

 

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