01.09.2015 - OPINIÓN

Solo era un prejuicio

Por Diego Luis Fernández


Es evidente que todos estamos de enhorabuena por la noticia de que la niña más inteligente del mundo es gitana. Somos un Pueblo inteligente, siempre lo hemos creído así. ¿Cómo si no hubiésemos conseguido sobrevivir en mitad de las tormentas perfectas ideadas por los racistas de turno? ¿Cómo si no hubiésemos mantenido nuestras familias con el único apoyo de la providencia? ¿Cómo hemos conseguido que haya alegría en nuestras casas a pesar de tantos temporales? Si no hubiésemos sido un Pueblo inteligente nadie podría hablar hoy del Pueblo Gitano, salvo la antropología histórica.

Pero, a pesar de las evidencias, muchos racistas han vendido un discurso cruel afirmando que nuestro coeficiente intelectual estaba muy por debajo de la media. Sobre esta tesis, fascistas, o simplemente fanáticos, defendieron medidas de exterminio, esterilización, expulsión o reclusión. Creo que a partir de ahora nadie minusvalorará nuestra inteligencia y que queda claro que el camino de la universidad para los gitanos es lejano no porque nuestra capacidad sea reducida sino porque nuestra carga es muy pesada.

Afortunadamente, los gitanos que llegan a la meta en sus estudios demuestran día a día que son excelentes profesionales en los más variados sectores. Pero, como decía el gran sabio Einstein, es "más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio". Esta joven gitana inglesa ha demostrado que Einstein llevaba razón. Solo era un prejuicio.

 

(El autor es el director del Instituto de Cultura Gitana)

 

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