17.10.2015 - OPINIÓN

Pastores gitanos

Por Marcos Santiago



A estas alturas, la sociedad ya conoce que la mayoría del pueblo gitano ha sentido la llamada de Dios de una manera muy especial tal y como requería su idiosincrasia. En la llamada Iglesia de Filadelfia los flamencos han hallado una fe a su medida que nos comprende como jamás en la historia se ha experimentado. En particular es realmente maravillosa y heroica la metamorfosis celestial que experimentan los gitanos cuando consiguen ser nombrados predicadores de la palabra.

Dice la Biblia que el Señor utilizaría a los necios para avergonzar a los sabios. En la Iglesia Evangélica de Filadelfia hay múltiples ejemplos de personas que ni siquiera terminaron los estudios primarios. Pues como si se tratase de un mecanismo del conocimiento movido por la teoría de la relatividad, estas personas que una vez tuvieron graves carencias académicas (no educativas, que eso es otra cosa), adquieren un conocimiento de la correcta interpretación de las escrituras al nivel de los mejores teólogos tradicionales; es algo parecido a esos gitanos viejos que sin haber estudiado saben más de caballos que los veterinarios.

Hace unos años conocí a un gitano así llamado Domingo Duval, un flamenco del norte que me predicó y me dejó literalmente traspuesto dada la bonita profundidad de la explicación que me dio sobre ciertos pasajes de la Biblia. El ejemplo evangélico en los pastores gitanos demuestra que el conocimiento depende de la ilusión que te mueva para saber y quizá en los Centros Educativos de antaño nunca se supo tratar a los gitanos como Dios mandaba.

 

(Diario de Córdoba)

 

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