21.03.2016 - OPINIÓN

Víctimas culpables

Por Diego Luis Fernández

Desde estas líneas quiero felicitar a todas las personas o entidades que no se han callado ante el cruel comportamiento de los aficionados del PSV en la Plaza Mayor de Madrid humillando a mujeres gitanas rumanas.

Decía Ghandi que una sociedad puede ser valorada por muchas cosas, pero la manera más justa de valorarla es por el modo en que trata a los pobres. Esta gentuza que se esconde en los club de fútbol para ocultar su comportamiento fascista, seguramente se divirtió el otro día riéndose de seres humanos pobres e indefensos, pero o se les sanciona con todo el peso de la ley o también se estarán riendo de nuestro país, que ha sido incapaz de llevarlos a la cárcel.

En este sentido, me preocupó mucho que la policía que intervino se limitase a expulsar a las pobres de la Plaza Mayor dejando a los niñatos borrachos tomando el sol. ¿Qué significado tiene ello? Es obvio, según la policía, las que molestaban eran las gitanas rumanas y en evitación de incidentes había que apartarlas de la vía pública. Es decir, las víctimas son las culpables, los agresores los inocentes. Pero ¿y si quienes estaban siendo humilladas fuesen sus madres, sus hermanas, sus esposas, sus hijas...? ¿Hubiesen reaccionado del mismo modo?
Me siento avergonzado como español de que mi policía, a la que pagamos con nuestros impuestos, se pasease por la Plaza Mayor expulsando a las gitanas rumanas. De este modo queda demostrado que el racismo es una enfermedad contagiosa que en primer lugar afecta a los servidores públicos que deben combatirla. Para ser justos, solo a los servidores públicos cobardes que potencialmente son racistas también. Así ha sido a lo largo de los años. Nuestros ojos han visto a jueces, fiscales, policías, funcionarios... aliarse con los racistas para "tapar" los delitos. Por eso el número de racistas en la cárcel es cero, elevado a cualquier potencia, cero.

Han existido excepciones y cuando servidores del orden público han defendido a las víctimas hemos conseguido indudables avances. Por ello, aparte de todas las actuaciones pedidas por diversas ONG que comparto y que son absolutamente necesarias, también debemos pedir que se abra un expediente a los policías que intervinieron para que se les sancione. Imaginemos por un momento que cuando llega la policía se lleva detenidos a los racistas.

Seguramente, se les habría quitado la risa de la cara. Y quienes creemos en el respeto a los seres humanos podríamos haber dormido esa noche en paz, y no queriéndonos levantar para volver a la Plaza Mayor aunque solo fuese para gritar al silencio de la noche la maldición gitana que espero les acompañe cada día de su vida y que estoy seguro se cumplirá. Ya lo creo que se cumplirá.

 

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