París muestra cómo la fotografía alimenta los prejuicios sobre los gitanos

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Expuesta en la muestra, esta fotografía antropométrica de 1908 retrata a la gitana M. López y pertenece al Servicio Central Fotográfico del Ministerio del Interior

Detrás de los estereotipos que existen sobre las comunidades gitanas se encuentran fotografías que les retratan como individuos errantes, fascinantes y peligrosos, como muestra la exposición “Mundos gitanos. La fábrica de imágenes”, presentada en el Museo Nacional de la Historia de la Inmigración de París.

Álbumes de fotos, postales, instantáneas en blanco y negro o portadas de revistas de entre 1860 y 1980 presentan la evolución de la visión sobre estas comunidades denominadas de múltiples formas, como gitanos, romaníes o “pueblos itinerantes”.

Desde finales del siglo XIX, los fotógrafos se han encargado de reproducir los prejuicios que definen a los gitanos como un pueblo extranjero y peligroso, invitándoles a posar con violines y guitarras o inmortalizándoles junto a sus tiendas de campaña y sus caravanas de madera.

“La idea es mostrar cómo las fotografías han construido los estereotipos y las imágenes que tenemos sobre estas comunidades”, dijo a la prensa uno de los comisarios de la exposición, Mathieu Pernot.

Así, la colección está repleta de imágenes pintorescas de gitanos acompañados de osos y monos domesticados o mujeres con joyas y vestidos largos posando frente a paisajes como la Alhambra de Granada.

Para los comisarios de la exposición, estas imágenes quedan ancladas en el imaginario colectivo y legitiman la exclusión y las políticas de control que sufrieron estas comunidades en países como Francia, donde a finales del siglo XIX se les clasificó en “vendedores ambulantes”, “feriantes” y “nómadas”.

La exposición recoge también numerosas fotografías de los archivos policiales e imágenes de algunos de los campos de internamiento franceses por los que pasaron unos 6.500 “nómadas” entre 1940 y 1946.

Aunque la discriminación continuó tras la guerra, a partir de 1950 algunos fotógrafos comprometidos documentaron las transformaciones del mundo de estas “comunidades itinerantes”, que cambiaron las carretas de madera por modernas caravanas y renovaron sus oficios.

La muestra, que se podrá visitar hasta agosto, reivindica que “los actores de esta historia no son solamente víctimas o sujetos pasivos” sino que siempre han participado en la economía y la cultura de múltiples formas, como ilustra una de las salas, llena de escenas de familias gitanas de México, Suecia, Rumanía, España, Turquía o Siria.