Réquiem por Manuel, un gitano de Rociana

"En la última semana he estado hablando con la familia del fallecido y con numerosas asociaciones gitanas y activistas que sienten rabia, dolor y frustración"

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La bandera gitana ondeando frente al Parlamento de Andalucía, en una imagen de archivo. / Efe
Ismael Cortés

El pasado martes, en una finca de Rociana del Condado (Huelva), Manuel fue presuntamente asesinado a tiros por J.G.A de 70 años. Manuel tenía 45 años, su muerte ha dejado a una viuda  con cuatro hijos.

El Ministerio Fiscal señala que el día 5 de mayo, sobre las 15:30, J.G.A. se encontraba en su finca vigilando, sin dejarse ver, y cuando vio acercarse a Manuel le disparó, alegando que “creyó que le iba a robar”. Uno no puede dejar de preguntarse: ¿por qué no disparó al aire para disuadir al presunto ladrón, antes de tirar a matar?

El abogado que ejerce en nombre de la familia del fallecido, David Jiménez, defiende que el fallecido “no estaba dentro de la finca; había una valla que delimitaba la parcela que la víctima no cruzó por lo que estaba fuera de la propiedad”. Lo que resulta más ilógico de este caso es que al parecer el fallecido iba caminando por el campo. La Guardia Civil a cargo de la investigación no pudo encontrar vehículo alguno en el que supuestamente Manuel pudiese transportar la mercancía de la que se le acusa fue a robar.

Manuel era de etnia gitana, motivo por el que en las redes sociales se multiplicaron comentarios como los siguientes: “los gitanos os lo pensaréis dos veces antes de robar”; “gitanos gitaneando que se joda”; “muy grande este señor ensenándole a los gitanos la única ley que ellos conocen, dos tiros bien dados”; “habría que terminar la limpia y devolverlos a todos a la India”; “ni un puto gitano vivo debe quedar, son la subraza junto a los moros y negros que más asco me dan , son parias y respiran de más”; “es una puta lástima que Hitler no haya cruzado los pirineos. No voy a decir más”; “los gitanos deben ser exterminados sin piedad ni compasión. Son una escoria deleznable que debe desaparecer de la faz de la tierra”; “creemos una unidad paramilitar para defender a esa familia. Pongamos dinero. Compramos armas y uniformes y matamos a 20 gitanos más si hace falta.”

En la esperpéntica reconstrucción del caso en el espacio televisivo de las mañanas de El Programa de Ana Rosa se refirieron al fallecido como “ocupa y viejo ladrón de la zona”; “sus hijos están adoctrinados para entrar a robar a las casas”; “el pueblo lo va a sentir por el que lo ha matado, no por el que ha muerto”; “nos han quitado un chorizo de encima”. Mientras tanto, todas las descripciones dirigidas al presunto asesino se centran en justificar sus acciones a través de afirmaciones tales como “estaba tranquilamente en su finca”; “creyó que le robaban”; “José es muy querido en el pueblo”; “ya estaba cansado porque habían intentado robarle, es un anciano muy querido”. Inclusive, la propia Ana Rosa Quintana sugiere que este crimen podría entenderse bajo la “legítima defensa”; afirmando posteriormente que el presunto asesino “tendrá que buscar un abogado que busque circunstancias”.

Ante casos como el de Manuel, es esencial que el área del Ministerio Fiscal encargada de coordinar la sección de Delitos de Odio y Discriminación, investigue a fondo todos los foros y chats online que contienen discursos de odio racistas. Se ha de dar una respuesta eficaz a esta lacra delictiva dirigida a socavar el modelo de convivencia plural y diversa de nuestro Estado social y democrático de derecho. La Directiva de Igualdad Racial de la Unión Europea proporciona a sus estados miembros un instrumento adecuado para luchar contra los discursos de odio. Y la ley española también protege formalmente a sus ciudadanos y grupos minoritarios contra amenazas, crímenes contra la integridad moral y discursos de odio; protecciones garantizadas y tipificadas en el código penal. Los instrumentos jurídicos ya existen, ahora son precisas las oportunas actuaciones fiscales que velen por el cumplimiento de las leyes.

En la última semana he estado hablando con la familia del fallecido y con numerosas asociaciones gitanas y activistas que sienten rabia, dolor y frustración ante el modo en que la sociedad española, en su conjunto, está respondiendo ante la muerte de Manuel. Especialmente me impactaron las palabras de una gitana anónima que me dijo: “de tanto tratarnos como perros, acabaremos mordiendo de rabia.”

Para terminar, quiero expresar mi más sentido pésame a la familia del difunto y mi reconocimiento a la sociedad civil gitana por su respuesta cívica, pacífica y ejemplar ante un triste y trágico episodio de deshumanización hacia la víctima; que se ha convertido en símbolo del dolor de todo un pueblo.

Réquiem por Manuel, un gitano de Rociana.