1-15.7.2003
/800 escolares participan en un programa promovido por el Secretariado
Diocesano Gitano
La cultura gitana irrumpe en 30 centros
escolares
de Navarra con el proyecto 'Diferentes como
tú'
José es gitano, tiene 12 años, vive en un
barrio de Pamplona con su familia, estudia 6º de primaria en un colegio
cercano y le encanta jugar al fútbol y a la pelota. Y estar con
sus amigos: Eneko, de familia ribera y del Norte; Alexandra, de Colombia;
Nanna, cuya familia materna es de Granada; e Ibrahim, de Marruecos. Todos
son diferentes, claro. No hay dos seres humanos iguales, ni en el físico,
ni en la forma de ser, ni en los gustos, ni en las ideas. Pero también
son iguales: son personas, son niños, con similares intereses y
sueños: estar con su familia, aprender en el colegio, jugar con
sus amigos, vivir, ser felices. Como tú. ¿Qué diferencia
hay...?
Éste es uno de los mensajes que se transmite a
través de la unidad didáctica ‘Kavere sar tute’ (‘Diferentes
como tú’, en romanò, la lengua original del pueblo
gitano), que forma parte de un proyecto con el mismo nombre, promovido
por el Secretariado Diocesano Gitano y apoyado por el Ayuntamiento de
Pamplona y Caja Madrid. En él están participando unos 800
escolares de 3º y 4º de primaria de unos 30 centros de Pamplona
y otras localidades navarras, como Huarte, Villava, Murillo el Fruto,
etc.
Combatir el racismo
El principal objetivo es acercar el conocimiento de la
cultura gitana al ámbito escolar, proyectando una imagen positiva
y más real sobre el gitano, tratando de eliminar prejuicios y estereotipos
negativos y combatir el racismo. También se quiere “favorecer la
comprensión, la tolerancia y la amistad entre los diferentes grupos
étnicos”, así como promover “actitudes y conductas positivas
que eviten la discriminación y favorezcan las relaciones interculturales”.
En la práctica, el proyecto se desarrolla con la intervención
directa en centros escolares donde no hay alumnado gitano o es muy escaso.
Se realizan tanto sesiones con el profesorado como con los alumnos de
primaria. Además, se ofertan sesiones para las asociaciones de
padres y madres (Apymas).
El programa para los alumnos consiste en tres sesiones
en el aula. En la primera se aborda la riqueza que supone la diversidad
cultural, conociendo otras culturas, como la africana, la gitana y la
árabe, a través de la música, los modos de saludar,
etc. La segunda es una narración dramatizada sobre la historia
y la cultura del pueblo gitano. El tercer taller consiste en un encuentro
con personas gitanas para dialogar y establecer lazos de comunicación.
Historias con música
Un ejemplo fueron las sesiones que tuvieron lugar hace
un tiempo en el colegio público Cardenal Ilundáin, en Pamplona,
con una veintena de alumnos de 4º de primaria. La narración
dramatizada corrió a cargo de la actriz Nanna Sánchez y
de dos jóvenes artistas gitanos, Rafael Borja y Ángel Etxeberria,
que llenaron el aula de cuentos y de música.
Los alumnos comenzaron por escuchar un entretenido cuento
sobre un gitano polaco que vive terroríficas aventuras acompañado
de su perro y dos caballos. La historia sirvió para introducir
luego otra más real: los orígenes del pueblo gitano. Como
les explicó Nanna Sánchez, proceden del Noroeste de la India,
de donde tuvieron que salir, no se sabe muy bien por qué, hacia
el siglo IX o X.
A la Península Ibérica llegaron hace ya
más de 600 años. Lo ilustró con un cuento gitano
francés, donde un gitano mayor viaja con una gran carreta llena
de familias gitanas y las va dejando por todos los rincones de Europa...
Volviendo a la realidad, la actriz, amenizada con la guitarra de Rafael
Borja y el teclado de Ángel Etxeberria, pasó a mostrarles
objetos, como cestas y pequeñas ollas, describiendo algunas profesiones
desempeñadas tradicionalmente por los gitanos: cestería,
trata de ganado, reparación de objetos de metal, etc. “Además,
los gitanos han sido grandes contadores de historias y también
tienen un gran sentido de la música y del ritmo”, añadió.
“En algunas partes de Europa tocan mucho el violín y en España,
la guitarra”. También les habló del romanò,
la lengua gitana, y del kalò, mezcla de romanò
y castellano. Y de los gitanismos, como “curro” (trabajo), “jalar”
(comer), “sobar” (dormir)... que han pasado al castellano y que
todos usamos.
Perseguidos
La música se volvió triste cuando hubo que
abordar las terribles persecuciones sufridas por los gitanos durante siglos,
cuando ser diferente (en costumbres, lengua...) no estaba “bien visto”.
Por ejemplo, en 1647 en Francia se prohibió “ser gitano”, bajo
amenaza de deportación a las galeras.
Algo parecido sucedió en España, donde
se aprobaron leyes contra los gitanos. Otro drama fue la matanza de unos
500.000 gitanos por los nazis.
De vuelta al presente, la actriz y los músicos
trocaron la tristeza por el humor y pasaron a relatar un divertido cuento
gitano noruego, en el que una guapa princesa es convertida en gallina
por una bruja y tiene que ser desposada por un joven gitano para poder
librarse de la maldición...
“Y es que el gitano nunca ha perdido el sentido del humor”,
explicó Nanna Sánchez. Y aprovechó para contarles
algunos valores esenciales para el pueblo gitano: la familia, la hospitalidad,
el respeto a los mayores...
“Los payos podríamos aprender cosas de ellos”,
recalcó. No se olvidó de añadir que “como en todas
partes, hay gitanos altos y bajos, morenos y rubios, buenos y no tan buenos;
no se puede generalizar, hay que ver persona a persona”.
La charla finalizó con dos bonitos canciones gitanas
entonadas por Ángel Etxeberria y acompañadas por la guitarra
de Rafael Borja, que arrancaron los aplausos de estudiantes y profesoras.
“Me ha gustado mucho todo”, reconocía Sonia Pedrosa Ganuza, de
9 años. “He aprendido que todos somos iguales”.
Algo parecido opinaba Jesús Domínguez García,
también de 9 años. “No tenemos que pelearnos con los gitanos.
Somos diferentes, pero iguales”, afirmaba. Quien vivió la sesión
con una mezcla de ilusión y timidez fue César Gabarra Hernández,
un joven alumno gitano de 10 años, quien se decía “contento”
viendo cómo disfrutaban sus compañeros de clase con algo
tan suyo.
Diálogo en clase
En la tercera sesión, los alumnos entablaron un
diálogo con dos jóvenes gitanos: Angi Urrutia, educador,
y Jesús Brojas, estudiante de bachillerato en el IES Irubide. Tras
repasar lo aprendido hasta el momento, Jesús Brojas les contó
su experiencia personal: sus estudios en Cardenal Ilundáin y Arturo
Kampion y ahora en Irubide y su decisión de ser educador social,
ante la “extrañeza” de algunos. “¿Qué tiene de raro
ser gitano y estudiar? Es igual que los payos: hay payos que estudian
y payos que dejan de estudiar, ¿no?”, explicó. Angi Urrutia
añadió que hoy en día ya hay gitanos médicos,
abogados, profesores, cantantes, músicos...
Después, escribieron la palabra “gitano” en la
pizarra y pidieron a los alumnos que señalaran con qué otras
palabras la relacionaban. Hubo de todo: “malos”, “buenos”, “ladrones”,
“listos”, “tontos”, “amables”... “¿Y si ahora quitamos la palabra
‘gitano’ y ponemos ‘payo’? ¿No es verdad que también hay
payos buenos y malos, limpios y sucios, etc.? ¿Qué diferencia
hay entonces...?”, preguntó Brojas. Como apuntó un alumno:
“Todos somos iguales”. O como aseguró otro: “No importa la raza
ni el color de la piel”. Y como recalcó Angi Urrutia: “Antes que
payos o gitanos, somos personas”. |