El Parlamento Europeo denuncia
el aumento de la violencia racista y homófoba

    26.06.2006 / El Parlamento Europeo aprobó el pasado 15 de junio una resolución sobre el aumento de la violencia racista y homófoba en Europa en la que exige a los Estados miembros que refuercen las medidas relacionadas con el Derecho penal con vistas a una aproximación de las penas por este tipo de delitos en toda la Unión Europea. Los diputados destacaron en el texto el necesario apoyo a las iniciativas antirracistas y antixenófobas ante la celebración del Campeonato Mundial de Fútbol de Alemania. Una de las enmiendas que fue aprobada denuncia en concreto “el aumento de agresiones y cánticos racistas que se dan en los estadios de fútbol por parte de los aficionados de ideología nazi”.
   La resolución, que fue adoptada por 301 votos a favor, 161 en contra y 102 abstenciones,  lamenta que en varios Estados miembro se esté registrando un aumento del apoyo a partidos y grupos extremistas con programas claramente racistas, xenófobos, antisemitas y homófobos, por lo que destaca la necesidad de atacar las raíces de estos fenómenos, como serían la exclusión y la marginación sociales y el desempleo.
   Este es el caso de Polonia, cuyo aumento de la intolerancia está alimentado, según el texto, por plataformas religiosas como Radio Maryja, criticada incluso por el Vaticano por su discurso antisemita. El Parlamento Europeo considera que la UE debería tomar medidas adecuadas para expresar su preocupación y sobre todo para abordar la cuestión de la participación en el Gobierno polaco de los partidos “Autodefensa” y “Liga de Familias Polacas” cuyos líderes incitan al odio y la violencia.
   Respecto a Rusia, el Parlamento pide a los representantes de la UE en la próxima cumbre del G-8 que aborden la cuestión de los derechos humanos en este país y muy particularmente el derecho a la manifestación pacífica.
   La resolución expresa su solidaridad con todas las víctimas de ataques racistas, xenófobos, antisemitas y homófobos. Destaca entre ellos los asesinatos de una mujer negra de nacionalidad malí y de la niña belga que estaba a su cuidado, perpetrados el pasado 12 de mayo en Amberes por un joven radical ultraderechista belga; el secuestro, la tortura y el asesinato de Ilan Halimi en febrero en Francia, a manos de una banda integrada por veintidós personas de diferentes orígenes.
   Una de las enmiendas que fue aprobada añade a esta lista “la agresión que sufrió el sábado 8 de abril Fernando Ujiguilete, portugués de origen guineano, en la localidad de Castellar del Vallès (Barcelona). A causa de la agresión, que tuvo móvil racista, Ujiguilete estuvo ingresado varios días en el hospital”.
   Sin embargo, fue rechazada otra enmienda oral, presentada por el español Raúl Romeva, que añadía España a la lista de países (Bélgica, Francia, Alemania y Polonia) en los que se han producido sucesos violentos e incluso homicidios motivados por el odio racista, xenófobo, antisemita u homófobo.
   La resolución insta a las instituciones de la Unión Europea, a los Estados miembros y a todos los partidos políticos democráticos europeos a condenar todos los actos de intolerancia y de incitación al odio racial, así como todos los actos de persecución y violencia racista.
   Pide urgentemente a todos los Estados miembros que como mínimo contemplen la posibilidad de retirar el apoyo financiero público a todos aquellos partidos que no se adhieran a los derechos humanos y libertades fundamentales, a la democracia y al Estado de Derecho.

Un duro debate
En el debate previo, el presidente en ejercicio del Consejo de la Unión Europea, el austríaco Hans Winkler, afirmó que la xenofobia y la homofobia son un reto al que hay que enfrentarse “con firmeza”, y que la Unión Europea cuenta con instrumentos penales suficientes para poder hacerle frente. “No podemos permitir que haya personas que se sientan extranjeros en la UE”, señaló, y destacó la importancia del Observatorio europeo contra el racismo y la xenofobia. Sin embargo, consideró que “esos esfuerzos, para que no haya discriminación, tienen que contar con su propia Agencia de derechos fundamentales”.
   El comisario europeo de Empleo, Asuntos Sociales e Igualdad de oportunidades, Vladimir Spidla, condenó “todo tipo de racismo y de homofobia”. Según Spidla, la Comisión Europea deplora que “los Estados miembro no hayan aprobado el acuerdo marco del Consejo de 2001 para combatir el racismo y la xenofobia”. Además, hizo un llamamiento al Consejo para que “apruebe la propuesta, que ayudará a perseguir los delitos por racismo, sin diluirla”.
   Para Patrick Gaubert (PPE-DE, FR), la Unión Europea “se basa en una comunidad de valores indivisibles y universales cuyos países han decidido promover”. Igualmente, indicó que el racismo es “intolerable en nuestras sociedades”, y destacó que como “personas electas hemos de ser firmes en nuestras condenas y promover leyes para proteger a nuestros ciudadanos”. Por otra parte, fue contundente al afirmar que “la lucha contra la homofobia y el racismo no es de izquierdas ni de derechas; por eso, es lamentable que sobre este tema nuestro Parlamento no logre hablar con una sola voz”.
   Martin Schulz (PSE, DE) subrayó la necesidad de “crear una sociedad que diga que sí a esa comunidad donde todo el mundo tenga su lugar”. Asimismo, declaró que “imponer una postura aplastando a las minorías es lo más odioso que ha vivido Europa”, y lo que conduce a esa situación inhumana. Asimismo, el diputado alemán apuntó que “en todos los países de la UE, tanto en los nuevos como en los antiguos, tenemos ese fenómeno”. “Esta resolución no es contra los pueblos o los Estados, es contra la estupidez”, apostilló.
   Sophia In't Veld (ALDE, NL) reconoció que “en pleno siglo XXI debemos sentir vergüenza de que la intolerancia vaya en aumento en todas partes”, y consideró lamentable que ese problema aún tenga que ser tratado. En ese contexto, afirmó que no se limita a asuntos internos nacionales, y que la Unión Europea es una “comunidad de valores”, por lo que debe convertirse en “líder ante la lucha antiracista”. La diputada celebró por otra parte las manifestaciones en Polonia por la igualdad, en las que dijo haber participado.
   Jean Lambert (Verdes/ALE, UK) consideró que ninguno de los Estados miembro está libre de casos de homofobia y racismo, por lo que señaló que “no debemos retirar ningún nombre de la lista de países, para dejar claro que no vamos a ignorar lo que está pasando dentro de nuestras fronteras”. También dijo que “tenemos la responsabilidad de condenar estos ataques”, y que“debemos ser críticos con los medios de comunicación para que no difundan el odio, sino la dignidad y la integración”.
   Vittorio Agnoletto (IUE/IVN, IT) criticó al Gobierno de extrema derecha polaco y destacó que su conducta es “incompatible” con los valores de la Unión Europea. Dijo estar sorprendido por el “inmovilismo de la Presidencia austríaca”, y deseó que Finlandia, que ostentará la próxima presidencia de turno de la UE, dé un nuevo impulso a ese asunto.
   Wojciech Roszkowski (UEN, PL) declaró que la justicia pide “sentido común y sabiduría”. Ante estos “hechos lamentables”, pidió “ser prudentes y no generalizar estos fenómenos”. Por otra parte, el diputado fue muy crítico con el proyecto de resolución presentado por la Comisión que, según él, “incluye demasiadas generalidades”. “No es admisible poner en un mismo plano el racismo, la homofobia o el odio al Islam, ya que se están mezclando elementos muy diferentes”, apuntó.
   Bogdan Pęk (ID, PL), por su parte, se mostró firme a la hora de defender a Polonia como “uno de los países más tolerantes del continente”, y protestó en contra de lo que denominó “panfleto de izquierdas”, en referencia al proyecto de resolución presentado por la Comisión.
   En opinión de Maciej Marian Giertych (NI, PL), el diputado alemán Martin Schulz “y sus amigos socialistas se han unido a los poscomunistas para hacer ruido” en el debate. Giertych estimó que el Parlamento Europeo podría verse “ridiculizado” si vota la resolución, y señaló que “en Polonia estamos en contra de la promoción de las actitudes inmorales”. Por último, dijo diferir con Schulz sobre lo que es moral o no, y le recordó, según sus palabras, “la intolerancia de su propio país”.


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