Se nos ha ido a la eternidad el "tío"
por Pedro Puente Fernández, presidente de la Fundación Secretariado Gitano

     30.10.2006 / Juan, el Tío Antonio, el Tío Ignacio y otros, pero en la comunidad gitana de León cuando corrió la noticia que había fallecido el «tío» no necesitaba sobrenombre, todos gitanos y no gitanos (como le gustaba decir a él) sabíamos quién era, había fallecido el Tío Caquicho.
   Del quehacer del «Tío» sabemos muchas cosas a través de los medios de comunicación locales y nacionales. Él siempre estaba dispuesto a comparecer allí donde se lo demandaban para poder aportar un «granito positivo» en favor de todos.
   Con el Tío, he trabajado en la cercanía entre los años 1965-1980 desde el Hogar de la Esperanza; y con posterioridad y hasta la fecha, pero en la misma dirección, desde la Fundación Secretariado Gitano.
   Muchas son las horas de trabajo compartidas con este gitano cabal, transmisor de las costumbres, leyes y cultura gitana.
   Yo en este día de despedida entre nosotros quiero recordar para todos su mensaje breve, pero profundo y que puede ser itinerario de una vida cristiana y comprometida. El mensaje del «Tío», en toda reunión, gestión o comparecencia que se prestara siempre era el mismo: «hemos de trabajar por la convivencia pacífica entre gitanos y no gitanos, todos somos Hijos de Dios y hemos de esforzarnos en que haya más convivencia, más paz y más progreso y bienestar para todos. Esto hará que vivamos mejor y con mayor alegría siendo diferentes». Éste era el mensaje reiterativo del «Tío». Pero para concluir añadía: «... y el que más tenga que más ponga».
   Esta máxima el «Tío» la llevaba a gala en todas sus intervenciones. Así, cuando participábamos en una fiesta bien fuera una romería, boda, fiesta de Navidad o día del Beato Ceferino, nadie era espectador, todos tenían que aportar su voz cantando, su gracia bailando o tocando las palmas, cada quien sabía hacer alguna gracia y él daba ejemplo bailando (que no era su fuerte). La fiesta se hace entre todos y para todos.
   No sólo a la fiesta había que exponer lo que sabías hacer. Si era remediar una desgracia, todos deberían ser solidarios en la medida de sus posibilidades. Lo mismo ocurría en las negociaciones con las Entidades públicas o privadas, o cuando preparábamos las estrategias para esas negociaciones, la palabra del «Tío», siempre era la misma: «El que más tenga que más ponga y el que más sepa que más aporte, porque ello es un bien para todos»; él solía decir: «para el pueblo gitano y no gitano».
   Este proceder estaba profundamente arraigado en ese hombre gitano de gran porte, de elegancia exquisita y preocupado siempre por el necesitado en el grado que fuera.
   ¿Era solamente una virtud natural de una sabiduría profunda de un hombre semianalfabeto? ¿O más bien es una traducción en «caló» de los textos Hechos 2,4: «Todos los creyentes vivían unidos y tenían todo en común». Y Marcos 10,33: «El que quiera ser grande entre nosotros que sea vuestro servidor y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea esclavo de todos»?
   Que la vida testimonial de servicio a la sociedad del «Tío Caquicho» y su llegada al Padre Dios nos ayude desde el cielo a esforzarnos, a trabajar por la solidaridad y progreso de todos, gitanos y no gitanos.

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