02.11.2006 / Cientos de personas, gitanos y no gitanos, rindieron un último adiós en León a José García Borja, más conocido como Tío Caquicho, fallecido la noche del pasado viernes 27 de octubre a los 79 años. “Se ha ido lo más grande que teníamos, va a ser imposible encontrar a alguien como él”, decían muchos de los que pasaron por la capilla ardiente, situada en la sede de la Fundación Secretariado Gitano en León.
Numerosos artículos de prensa han recordado estas semanas su figura. El Tío Caquicho era una persona muy querida y reconocida en la ciudad por ser uno de los hombres que más ha luchado en las últimas décadas para conseguir una integración plena entre los payos y los gitanos. De hecho, era el presidente del Consejo de Ancianos de León y desde joven le había interesado mediar para facilitar la convivencia y trabajar por una sociedad mejor.
Amplia representación
El funeral contó con la presencia de importantes personalidades. La parroquia de San José de la capital leonesa acogió la ceremonia religiosa, que fue presidida por el obispo de la Diócesis de León, Julián López. El prelado describió al ‘tío’ en su homilía como “un gitano de ley, un hombre de conciliación, entregado a la promoción de su gente y su integración en la sociedad leonesa, sin perder los principios gitanos”.
En este emotivo acto las asociaciones gitanas también quisieron homenajearle y el Tío Julio, un religioso marista, leyó una carta imaginaria en la que el Tío Caquicho se despedía de su gente, un texto que emocionó a todos los presentes. El Tío Julio conocía a García Borja por el trabajo que el religioso viene haciendo con los gitanos.
También le acompañaron en este acto importantes autoridades políticas y policiales. Entre los cargos públicos de León asistieron el alcalde, Mario Amilivia -quien hace unos meses inauguraba una calle de la ciudad con el nombre del difunto-, varios concejales y el subdelegado del Gobierno. Tampoco faltó el presidente de Unión Romaní y ex diputado, Juan de Dios Ramírez-Heredia.
La muerte del Tío Caquicho ha supuesto una gran pérdida para los gitanos leoneses, para los cuales ha sido un maestro y un guía durante los últimos casi 60 años. El Tío Gira, presidente de la Asociación Hogar de la Esperanza, destacó que era “un hombre vocacional que amaba a su pueblo” y recordaba que formaba parte del Consejo Gitano de Ancianos de España y de la comisión de seguimiento de asuntos gitanos de León. “Su labor de integración comenzó en el barrio leonés de las Ventas con su trabajo para conseguir una convivencia pacífica entre payos y gitanos”.
Su mujer, la Tía Elvira, recordaba emocionada las últimas semanas de su marido. Sólo tres días antes de su muerte, el Tío Caquicho quiso levantarse de su cama del hospital para oficiar la boda de dos de sus nietos. Elvira explicaba que había sufrido mucho a causa de las múltiples operaciones a las que había sido sometido en los últimos años, pero que “nunca se quejaba de nada”. |