23.03.2007 / Sevilla acogió el IV Encuentro de Jóvenes Gitanos Andaluces que transcurrió los días 14, 15 y 16 de marzo bajo el título “Gitanos, entre tradición y modernidad”. En el encuentro participaron un centenar de jóvenes, procedentes mayoritariamente de Andalucía, pero también representantes de asociaciones gitanas de otros puntos del Estado, como Zaragoza, Cuenca, Barcelona o Madrid.
“Los jóvenes deben tomar las riendas del futuro”, anunciaba Juan de Dios Ramírez-Heredia, presidente de la Unión Romaní, en la inauguración del encuentro, anunciando así uno de los objetivos principales de este evento celebrado en el Hotel Zenit. El acto inaugural contó también con la presencia del subdirector del Instituto Andaluz de la Juventud (IAJ), Alfonso Tierra, quien destacó que los jóvenes gitanos de hoy están preparados como el resto de jóvenes andaluces y luchan día a día por formarse. Guillermo Carmona, responsable de Juventud de la Unión Romaní, hizo hincapié también en esta idea: “Los jóvenes deben seguir luchando y ser los protagonistas de su futuro”.
En la inauguración se hizo un especial énfasis en la gitaneidad de Andalucía, ya que la influencia de los elementos culturales gitanos en la cultura andaluza es tan importante como evidente. Así, se defendió la Andalucía de las cuatro culturas (cristiana, judía, árabe y gitana), e incluso se planteó pedir a la Fundación 3 Culturas que cambie su denominación.
Con la celebración de este encuentro, que llegaba a su cuarta edición, la Unión Romaní ha seguido en su línea de potenciar el relevo generacional en el movimiento asociativo gitano, de forma que los jóvenes empiecen a asumir responsabilidades en las asociaciones. “Es hora de que los jóvenes vuelen solos”, explicaba Juan de Dios Ramírez-Heredia, “aunque en este tipo de jornadas de jóvenes, los no tan jóvenes también podemos aportar experiencias y pasarlo bien con ellos”. Sobre la actitud general de la juventud gitana, afirmó que los jóvenes que se implican se implican más que en las generaciones anteriores, “pero queremos llegar a más gente, porque se está formando un movimiento asociativo gitano joven, pero no se puede pedir de un día para otro”.
Para ello, los contenidos de las jornadas intentaron combinar temas que interesaran a los jóvenes, y a la vez, les aportaran conocimientos y experiencias útiles para conocer mejor a su propio pueblo y tomar responsabilidades. Así, se debatieron aspectos muy importantes relacionados con el presente y de forma muy especial con el futuro del pueblo gitano.
Idioma internacional
La primera de las charlas fue a cargo de Juan de Dios Ramírez-Heredia, que la dedicó al idioma internacional gitano, el ‘romanò’, y su variante ‘romanò-kalò’. En una exposición dinámica, en la que interpeló repetidamente a los jóvenes, el presidente de la Unión Romaní les hizo entender la influencia del ‘kalò’ en el castellano. También explicó la situación actual de esta lengua en Europa, ya que en algunos países casi se ha perdido, y la importancia del ‘romanò’ como instrumento para entenderse con el resto de gitanos del mundo y como símbolo de identidad gitano.
Así mismo, Ramírez-Heredia informó a los jóvenes de los proyectos que lleva a cabo la Unión Romaní respecto a la lengua, como son los cursos de ‘romanò-kalò’ o la edición de una gramática de ‘romanò’ en la que se está trabajando. Tras incentivar a los jóvenes a hablarlo y a estudiarlo, acabó proyectando una parte de un culto en ‘kalò’ para ilustrar la fuerza que puede llegar a tener este idioma.
La fuerza de la imagen
Tras un breve descanso, las jornadas siguieron con la presentación en Andalucía de la película “Kaló d’aquí”, dirigida por Israel Ramírez “Cucho”, y protagonizada por gitanos de Barcelona. Esta película tiene como objetivo contribuir al conocimiento de la cultura y del pueblo gitano y está ideada como una herramienta para maestros y centros educativos en general. El director explicó los detalles del desarrollo del proyecto, financiado por el Ayuntamiento de Barcelona, y recibió numerosas felicitaciones de los asistentes tras la proyección.
Además, Israel Ramírez “Cucho” quiso reflexionar sobre la fuerza y el valor de la imagen, y el gran papel que puede jugar para el pueblo gitano si se utiliza adecuadamente en la lucha contra los estereotipos y el racismo. De hecho, algunos de los asistentes opinaron que el problema de la imagen actual del pueblo gitano viene dado, en buena parte, por el uso que los no gitanos han hecho durante décadas de su cultura en películas y videos. “Ahora ha llegado el momento de que seamos nosotros los que decidamos qué imagen queremos dar de nosotros mismos”, explicaba Cucho.
La revolución ‘romí’
Inaugurando la segunda jornada, Séfora Vargas ofreció una de las intervenciones con más garra del encuentro. Esta joven estudiante de último curso de Derecho, habló sobre los nuevos retos de la mujer gitana, con un discurso basado en sus propias vivencias. Ella, que desde pequeña ha sentido la necesidad de reflexionar sobre su identidad y se ha hecho muchas preguntas sobre qué significa ser gitana, decidió tomar “la cultura y la formación como instrumento para contestar todas las dudas”.
Séfora Vargas criticó duramente a aquellos que difunden la idea de que una mujer que estudia es menos gitana y defendió el papel de las mujeres como responsables de la continuidad cultural. Para ella, “aprender es vivir mejor cada día” y para ello “hay que dejar de lado el qué dirán y tener una clara voluntad de cambio”. Séfora Vargas considera que la desigualdad de género “es igual o peor para la mujer gitana que la desigualdad social”. Pero se siente orgullosa porque, desde el reconocimiento a las generaciones anteriores, siente que se está viviendo una “revolución silenciosa en la que la mujer gitana está despertando de su letargo”.
Los primos del Este
Daniela Radu, secretaria de la Asociación Rom Madrid, que agrupa a gitanos rumanos, quiso aportar su grano de arena al encuentro respondiendo a todas las preguntas que la situación de los gitanos rumanos pudiera ocasionar entre los jóvenes andaluces. Para Radu, no hay diferencias entre los gitanos del Este y los de aquí, a los que ella no llama “primos”, sino “hermanos”.
Ella explicó que su asociación funciona “como una familia” y con la mínima burocracia posible. Una de sus tareas principales, por ahora, es intentar que las mujeres gitanas dejen la mendicidad y evitar que caigan en manos de redes. A pesar de ser una asociación de gitanos rumanos, abrió las puertas a colaborar con las asociaciones gitanas españolas.
Implicación política
En su intervención, el secretario general de la Unión Romaní, Manuel García Rondón, hizo hincapié en el llamamiento a la renovación en el mundo asociativo gitano. Según él, “vienen caras nuevas pero con la misma forma de proceder de los viejos, y hay que renovarse para calar dentro del pueblo gitano”. Esta renovación hay que analizarla con profundidad, “porque no se puede hacer arrollando y dejando de respetar a los mayores”.
Por ello, estas jornadas deben ser “la punta de lanza de un futuro en que ojalá puedan desaparecer los programas sociales y podamos dedicarnos a la cultura”.
Uno de los apartados más interesantes fue la mesa redonda titulada “Espiritualidad y religiones en el pueblo gitano”, en la que participaron el reverendo Ramón López Merino, de la Asociación La Frontera de Madrid y de la Pastoral Gitana; el doctor en Antropología social, Ignacio R. Mena Cabezas, coautor del libro “Gitanos pentecostales. Una mirada antropológica a la Iglesia Filadelfia en Andalucía”; y Séfora Vargas, miembro de la Iglesia Evangélica Asamblea de Dios. Entre los representados en la mesa y algunos de los asistentes miembros de la Iglesia Evangélica de Filadelfia se desarrolló un profundo e interesante debate sobre las religiones y su implantación entre los gitanos españoles y europeos en general.
Cultura gitana y educación
Como punto final al segundo día del encuentro, David Asensio, psicólogo y referente de la Unión Romaní en Córdoba, propuso medidas educativas para la integración del alumnado gitano. Para el buen desarrollo del proceso educativo, David Asensio, planteó propuestas concretas de actuación con intervenciones en, con y para el pueblo gitano, así como incluir la cultura gitana en los currículos.
Asensio empezó explicando el contexto histórico y la evolución de la educación de los niños gitanos. Actualmente, con una escolarización casi plena, hay que diferenciar entre “asistencia y aprovechamiento”, ya que “sólo entre un 30 y 40% consiguen un rendimiento normalizado”, según expuso Asensio.
Según explicó, hay cuatro causas principales del fracaso escolar en alumnado gitano: causas familiares, falta de motivación (a lo cual habría que preguntarse ¿por qué?), centros y profesorado no adaptados a enseñar como el niño necesita, y el contexto. Hay que trabajar desde todas estas perspectivas para atajar el problema con éxito. Una forma de hacerlo es incluir la cultura gitana en las escuelas, porque “si un grupo no ve reflejada su cultura en la escuela es un problema de igualdad de oportunidades y esto es anticonstitucional”, añadió Asensio.
Como conclusión, afirmó que la escuela “debe ser el lugar idóneo donde la tolerancia y el respeto por los valores de la cultura gitana encuentren su ámbito adecuado”.
El siglo de los gitanos
La última jornada empezó con la intervención de Diego Luis Fernández, abogado y representante español en el “European Roma and Travellers Forum” (ERTF), quién afirmó que el siglo XXI será el siglo de los gitanos. “Vivimos en una Europa diferente y España va a ser la luz que ilumine al movimiento gitano internacional”, afirmó. También valoró muy positivamente “el papel del actual gobierno español por la defensa de las minorías”, y lo ejemplificó con un recorrido por los tres grandes bloques en los que institucionalmente se incluye el pueblo gitano, como son el Consejo Estatal del Pueblo Gitano, el segundo Plan de Desarrollo Gitano, y la Fundación Instituto de Cultura Gitana.
A continuación, Diego Luis Fernández hizo una defensa de “las cuatro culturas” de Andalucía. “La mejor muestra es el flamenco, que no es una música, sino un gran tesoro que incluye aportaciones cristianas, judías, árabes y la escala bailable gitana”, afirmó. Recordó también que casi todos los andaluces tienen raíces gitanas e hizo un llamamiento porque “en estos tiempos hay que recordar la convivencia que hubo entre las cuatro culturas para enriquecernos y saber aprovechar las lecciones de nuestra historia”.
¿Tradición o modernidad?
La última de las intervenciones fue una mesa redonda que giró en torno al tema central de las jornadas, la combinación de tradición y modernidad, y que contó con la participación de José Salazar, presidente de la Fundación Rom de Madrid, y Marcos Santiago, abogado. En la presentación del tema, Sarah Carmona aprovechó para pedir a los gitanos mayores “que intenten enseñar a los jóvenes las vías para aprender lo que es ser gitano, la filosofía gitana, ya que una parte de la juventud gitana está esclava del materialismo y reivindica unos valores que son fruto de la exclusión y no de la gitaneidad”.
José Salazar reiteró que este siglo “tiene que ser el tiempo de los gitanos, porque ya estamos preparados y ya podemos decidir y pensar en el futuro. Hace unos años no podíamos, pero ahora conocemos nuestros derechos y sabemos reivindicarlos”. Salazar pidió que se reflexione y se piense “a qué cosas se está dispuesto a renunciar por esa modernidad”, para evitar caer en la asimilación, como le ha pasado a otros pueblos.
Salazar defendió la formación y el estudio para seguir adelante, pero también la participación política: “Nuestro camino es participar en política pero siendo gitanos por encima de cualquier partido político, y no perder nuestra condición por tener estudios o un buen trabajo, ya que nuestra hermandad tiene que estar por encima de todas las ideologías”.
La formación también fue el tema central de la intervención de Marcos Santiago, que reivindicó que “ya no es tiempo de echar la culpa a los demás”. Santiago reconoció que una causa fundamental del retraso del pueblo gitano ha sido “la situación antidemocrática que ha vivido el país”, pero también hay otras causas, como “intentar seguir con oficios que no tienen lugar en esta sociedad y no adaptarse a los cambios”.
Él propone luchar en dos frentes: por un lado, “montar en el tren del progreso sacando los propios gitanos el billete”, y por el otro, “recuperar la memoria histórica de los valores que ayudaron a los gitanos a ser felices en momentos difíciles en los que no se escuchaba su voluntad”. Reivindicó, como Salazar, la conjunción de educación y valores, ya que “la formación y la humildad es de donde viene la auténtica sabiduría”, pero reiteró el papel de los padres en la educación de sus hijos, como últimos responsables de que sus hijos acudan al colegio y estudien.
Aprendizaje y convivencia
En la clausura del encuentro, Juan de Dios Ramírez-Heredia valoró “con la mejor impresión” el encuentro, “por el número de inscritos y por el alto nivel de las intervenciones”, un elemento clave que también valoraron algunos de los asistentes.
Francisco y Samuel Fernández Cortés, dos hermanos de Torredonjimeno (Jaén) que participaban por primera vez en un encuentro de jóvenes gitanos, destacaron ante todo la posibilidad de “aprender sobre nuestro pueblo y poder escuchar a gitanos cultos”.
Por otro lado, Soraya Giménez Clavería, que acudió como representante de la Federación Cometa de Zaragoza, destacaba principalmente el tomar contacto con la juventud gitana de Andalucía para saber qué dirección quieren tomar. “Hemos podido interrelacionar conocimientos con el fin de trabajar juntos, los jóvenes de Zaragoza y Andalucía; los jóvenes tenemos que intentar estar unidos”.
Desde la asociación Paraj de Linares (Jaén), Carlota Camacho echó en falta más participación en los debates por parte de los jóvenes. Aun así, considera que lo mejor del encuentro es la gente: “Conocer y hablar con los otros jóvenes gitanos me da mucha energía, vuelvo renovada de fuerzas para seguir luchando, porque he visto que hay más gente que lucha por lo mismo”.
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