14.12.2007 / “Me emocioné cuando me llamaron el miércoles del Ministerio” confesó Adelina Jiménez, nacida hace 60 años en Ayerbe, para comunicarle que le condecoraban con la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo, junto con otras treinta y dos personas.
Esta gitana que fue la primera maestra de España confiesa que ahora ya jubiliada se dedica a “ayudar a los gitanos y a los inmigrantes”. Es una mujer optimista y tenaz. “Estoy muy contenta y emocionada. Dedico este honor al pueblo gitano y a los que luchan por la igualdad de mujeres y hombres” señaló la galardonada.
Adelina Jiménez se crió con su abuela que disponía de pocos recursos económicos. Cursó los estudios primarios y al terminar, cuando todo la encaminaba a un trabajo, tuvo la suerte de quedar bajo el amparo de Carmelo Coiduras, un empresario de la localidad que a la postre fue su mecenas. “Para mi era como mi tío. Me ofreció trabajo de modista, y le dije que yo quería ser maestra. Le convencí y se ofreció a pagarme los estudios con la condición de que le presentase buenas notas. Y cumplí” recuerda la docente retirada.
Después de cursar estudios de profesorado en la Escuela de Magisterio de Huesca, con 21 años, se convirtió en la primera maestra gitana de España, consiguiendo plaza fija mediante oposición. Su primer destino fue Olsón, donde parmaneció tres años. “Algún fin de semana que me iba a Huesca, a la vuelta me venían a buscar en burro al mesón de Ligüerre de Cinca, y lo curioso es que la única que le tenía miedo al animal era yo, que soy gitana. Cuando me fui cerraron la ecuela. Aquello era bastante duro.”
Durante 34 años ha ejercido la enseñanza a través de una labor implicada en la lucha a favor de la integración igualitaria de las mujeres gitanas, según informa el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales en un comunicado.
(de F.J. Porquet, Europa Press) |
14.12.2007 / Sí, lo decimos sin ningún tipo de reparo. Adelina Jiménez merece esta importantísima distinción no sólo por ser la primera mujer gitana que logró el título de maestra, sino porque Adelina es buena, honrada, modelo de mujer gitana y, sobretodo, pionera en la lucha por la justicia y la igualdad de oportunidades para nuestra gente.
Recuerdo el día que conocí a Adelina, hace ya cuarenta años. A la sazón ella estaba estudiando Tercero de Magisterio y yo ejercía esa misma función en un colegio de Puero Real (Cádiz). Desde entonces, Adelina, ha sido una trabajadora incansable, humilde, llena de ternura hacia los niños que ha educado y hacia su familia. Con que ternura me habló siempre de su abuela!
Todos nosotros, los gitanos y gitanas de la Unión Romaní, nos felicitamos por esta merecidísima distinción porque se ha hecho justicia con una mujer gitana que, por muchas razones pasará a la pequeña o gran historia del pueblo gitano en España.
Juan de Dios Ramírez-Heredia
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