13.06.2008 / Por toda Italia circulan historias de crímenes en los que se ven envueltos los gitanos; ha habido, efectivamente, algunos casos, pero las exageraciones han contribuido a crear un prejuicio antigitano.
El Gobierno de Italia está entrando en un camino peligroso. Así lo ha denunciado Amnistía Internacional y otras organizaciones que se preocupan por los derechos humanos. El primer ministro, Silvio Berlusconi, prometió en su campaña electoral que iba a controlar la inmigración ilegal en Italia y que iba a resolver también la situación de los gitanos.
Más de cien mil gitanos viven en campamentos situados en la periferia de las ciudades italianas. La mayoría de ellos son italianos, pero un número importante proceden de Rumanía y la antigua Yugoslavia. Por toda Italia circulan historias de crímenes en los que se ven envueltos los gitanos; ha habido, efectivamente, algunos casos, pero las exageraciones han contribuido a crear un prejuicio antigitano. Y entonces va Berlusconi y nombra ministro del Interior a Roberto Maroni, de la Liga Norte.
La Liga Norte es un partido xenófobo, y Maroni es casi racista, a juzgar por sus declaraciones. Así que no es extraño que las medidas que quiere adoptar Maroni contra los gitanos sean duras. La más llamativa es la de elaborar un censo de gitanos. Eso puede servir para dos cosas: una, para expulsar a los gitanos que no sean nacidos en Italia; dos, para señalar aún más con el dedo a los gitanos.
En cualquier caso, eso de los censos especiales no suena nada bien. Ya se hizo con algunas minorías. Ya se hizo en Italia, y en Alemania sobre todo. Fue hace setenta años. Maroni debería leer la historia para recordar cuáles fueron las consecuencias.
(www.eitb24.com) |
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