27.06.2008 / Los gitanos en España pertenecen a una de las comunidades más afectadas por la pobreza y la discriminación, compuesto por más de 700.000 personas.
En 1979 el Gobierno creó la Comisión Interministerial con el fin de lograr su "plena incorporación a la convivencia ciudadana", tras largos años de segregación.
La integraban representantes de cada Departamento Ministerial. Así se ponían las políticas públicas al servicio de todos los grupos sociales, sobre todo, los marginados. En 2005 un barómetro del CIS alarma sobre las circunstancias de exclusión social en que vive un 30% de los integrantes de la comunidad gitana y la percepción estereotipada de la sociedad: a más del 40% de los españoles les molestaría "mucho" o "bastante" que sus vecinos fueran gitanos.
Las consecuencias de esta discriminación son muy graves.
Según datos de la Comisión Europea contra el Racismo y la Intolerancia, tienen mayor dificultad para el acceso al empleo (la tasa de paro es 3,4 puntos porcentuales superior a la del resto de población), a la educación (según Ramírez Heredia, presidente de la Unión Romaní Española, el índice de analfabetismo está "en torno al 40%") y a la vivienda (el 7% vive en chabolas o en viviendas que no cumplen con los requisitos de habitabilidad).
A ello se suma un acceso deficiente a la atención sanitaria lo que provoca una menor esperanza de vida (entre 8 y 9 años inferior a la del resto), una mortalidad infantil superior a la media nacional (1,4 veces más), un menor índice de vacunación infantil, una mayor incidencia de enfermedades infectocontagiosas y una mayor vulnerabilidad frente a determinadas patologías.
(Dminorías) |