¿Y si los malditos secuestradores de la jóven no fueran gitanos? |
09.07.2008 / A nosotros nos daría igual, por supuesto. Porque si quienes han sometido a Dolores, la pobre joven secuestrada y torturada en Cataluña por unos individuos incalificables, hubieran sido catalanes, madrileños, andaluces o polacos, igualmente reprobaríamos tan execrable acción. Y a continuación diríamos que no había ninguna necesidad de pregonar en los medios que los miserables maltratadores era catalanes, madrileños, andaluces o polacos. Ya sabemos que no todos los catalanes son iguales, podrá decir alguno. Ni que todos los madrileños son iguales, dirán otros. Pero lo cierto es que una noticia como esta, que da conocimiento de algo tan repulsivo como es que unos miserables martiricen a una mujer sometiéndola a todo tipo de ultrajes, repercute en la buena fama del grupo o comunidad a la que pertenecen los delincuentes. Raza y color "Los periódicos no deberían publicar material susceptible de alentar la discriminación por raza o color y deberían evitar referencias a la raza o el color de las personas en contextos peyorativos." Y en el “Manifiesto de la Federación internacional de Periodistas” (IFJ) se dice con absoluta claridad: “Los propios periodistas tienen que ser conscientes de que la ignorancia y la ausencia de reconocimiento de las diferentes culturas, tradiciones y creencias en los medios de comunicación conducen a estereotipos que refuerzan actitudes racistas y fortalecen los reclamos de los políticos extremistas. En concreto, los periodistas tienen que saber que el impacto potencial de sus palabras e imágenes provocan miedos profundamente arraigados y recelos ante la lucha civil y la exclusión social que existe en la sociedad. ¡Cuánto adelantaríamos los gitanos en nuestra dura lucha por conseguir la incorporación plena a la sociedad, si esto que los periodistas dicen con tanta claridad, efectivamente se practicara! Pero esto no es una recriminación a nadie. Al fin y al cabo, cuando los medios nos tienden una mano difundiendo nuestros programas y nuestros logros, igualmente nos hacen el mayor de los favores. Hoy, viendo la imagen de la pobre joven secuestrada, “por unos gitanos”, miembros de un “clan gitano”, integrado por “tres gitanos y dos gitanas”, sólo nos queda el derecho a lamentarnos y pedirle a Dios que pase pronto este trance antes que a alguien se le ocurra imitar al Gobierno de Berlusconi. Juan de Dios Ramírez-Heredia |