10.11.2009 Tamara, una historia de superación y esfuerzo |
Es la primera joven de etnia gitana de Antequera que accede a la Universidad de Málaga
"Mamá, quiero seguir estudiando para ir a la Universidad". Así de tajante se mostró Tamara, una joven antequerana de 18 años, ante su madre, Antonia, cuando terminó el bachillerato. Tamara es la mayor de una familia humilde de seis hermanos a los que ha cuidado desde pequeña y "la primera chica de etnia gitana de Antequera que ha llegado a la Universidad" explica Manuel Fuente, trabajador social del ayuntamiento de la ciudad del Torcal. Tamara siempre quiso estudiar y sus ganas chocaban en muchas ocasiones con las dificultades económicas contra las que aún lucha su familia. "He pegado puerta a puerta cuando no tenía para que mis hijos fueran al colegio", explica orgullosa su madre. Las ganas de Tamara han calado no sólo en sus padres sino también en su entorno. "Llevamos 16 años trabajando con la familia y siempre hemos confiado en la capacidad de superación de Tamara y en sus padres, que son dos pilares de acero para ella", añade Manuel Flores, mediador del programa Despertador que desde hace cuatro años funciona en el Área de Derechos Sociales del Ayuntamiento de Antequera y que ha conseguido que el absentismo escolar se reduzca a menos del 1% entre una población escolar 5.000 alumnos. "Es un programa que trabaja conjuntamente con los centros y las familias y con el cual se inicia una respuesta inmediata del área para que el caso de absentismo no empeore y evitar así que pase a la Fiscalía de Menores. Además, ponemos todos los medios para que, como en el caso de Tamara, los pocos recursos económicos no sean una traba", detalla Manuel. Llegada la hora, Tamara debía hacer la maleta. Entre todos habían conseguido que la joven fuera a la Universidad. "Sé la responsabilidad que me toca por ser la mayor, pero sabía que quería ir a la Universidad –explica la joven–. Lo he tenido claro siempre. Será porque sé lo que pueden hacer por los demás que sabía que quería ser trabajadora social", añade. Tamara es muy consciente de que su vida podría haber sido muy distinta y de que su empeño la ha convertido en un ejemplo para los demás. "No quiero estar como mis padres, sé lo que han luchado por nosotros y quiero aprovecharlo, me da rabia la gente que puede y no lo hace o los que se dejan llevar por el entorno. Si se quiere se puede", afirma. Ahora, gracias a la ayuda de Asuntos Sociales, Cáritas y el apoyo de sus padres, cada jueves Tamara vuelve de la Universidad de Málaga a Antequera. "Soy la única gitana de mi clase. Los primeros días proyectaron un documental sobre la Palmilla y se creó un debate sobre los gitanos. Yo me levanté y dije yo soy gitana y no todos somos iguales", explica la joven. Sin duda, su experiencia será en su vida y en su trabajo el mejor espejo en el que mirarse.
(María Rosales; La Opinión de Málaga) |