22.12.2009

Carta al alcalde de Córdoba, Andrés Ocaña:
Salvemos el mercadillo
Por Marcos Santiago

El mercadillo es un espacio para la venta de productos e ideas (por eso van ustedes con propaganda). En los puestos venden padre, madre y hermanos y cuando van a comprar para proveerse van todos juntos en una imagen entrañable. Se da el caso de que la mayoría proceden de la exclusión social y gracias al mercadillo llevan bien dicho escollo; algo muy difícil cuando naces en un lugar concreto o con una determinada etiqueta.

El mercadillo es el ángel de la guarda de esos padres que cuando se jubilan, después de haber estado en el régimen de autónomos cerca de treinta años, pasan la titularidad a su hijo. Pues resulta que, una ley europea que no sabe nada de dicha idiosincrasia pretende mandar a estas familias de nuevo al pozo marginal; ahora las licencias caducarán y además no se podrán pasar de padres a hijos. Es decir, se pretende fomentar el libre acceso haciendo desgraciadas a miles de cordobesas. Criticar sin dar soluciones no es serio: hay un epígrafe en dicha ley donde se pueden dar excepciones a la misma y es considerar el mercadillo de interés cultural.

Dicho artículo tiene cabida porque que el mercadillo siga existiendo inalterado desde los íberos y después de la competencia que tiene con las tiendas de importación y las grandes superficies, es por eso, porque culturalmente es un espacio inamovible del pueblo y porque la tradición familiar le da un carácter peculiar. Hágalo, alcalde, que usted puede y más aún procediendo de la lucha obrera. Aplique la ley con justicia y no arruine a mi pueblo, que es el suyo también.

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