22.02.2010 Súplica al presidente de la República Italiana |
Milán, 30 de enero de 2010
Querido presidente Napolitano:
Después de haber visto tanta crueldad, tanta maldad, tanto dolor y tanta muerte, estamos convencidos de que a las instituciones italianas no les importan realmente ni los derechos de algunas minorías, ni la vida de los niños pobres, ni la de las mujeres marginadas y pobres, ni la de los padres desesperados. Si nosotros no os representamos de manera fiel a vosotros que sois el mejor símbolo de nuestra república, os comprendemos, sin embargo, esta Italia nuestra se hunde todavía en los abismos de la intolerancia, la injusticia y la corrupción. Aquel que es malvado se llama a sí mismo “bueno” y habla de valores absolutos como el amor y la fraternidad. Los intereses privados y la arrogancia se han convertido en principios que hay que defender a toda costa, sin tener en cuenta nuestra constitución (que pronto será violada por los que la pretenden una “prostituta” y no una “estrella polar”). Los grupos racistas son como un nuevo Ku Kux Klan, y se presentan arrogándose falsamente la representación de los trabajadores. Así, como falsos grupos democráticos, penetran en las instituciones y alcanzan cargos de poder desde los que reparten su veneno. Con el último hilo de voz que nos queda, con las pocas fuerzas que tenemos, con las últimas lágrimas (es difícil y trágico el trabajo de los que defienden los derechos humanos hoy en día en Italia) le pedimos a usted, Señor Presidente de la República, que todavía muestra signos de no haberse dejado llevar completamente por la indiferencia y el oportunismo político, que no ignore el martirio de los gitanos que han sido acorralados, humillados, calumniados, expulsados de la ciudad, excluidos de la civilización y perseguidos en todas partes: en las calles, en los pueblos, en los tribunales, en las cárceles y en los medios. Haga alguna cosa, no se muestre insensible ante su lamento (y ante el nuestro).
EveryOne Group (Traducido del italiano por Sylvia Palacios) |