17.01.2011 CARTA A LOS GITANOS Por Daniel Ezpeleta |
Domingo. A la entrada del pueblo me encontré una estampa que me devolvió a mi niñez y me hizo frenar casi en seco. ¡Qué revolcón! Dos gitanos maduros con el pañuelo al cuello, la camisa atada con un nudo a la altura del ombligo, sudaban la gota gorda cortando a hoz las hierbas tiernas de las cunetas: malvas, lechetreznas, alfalfa, cardos tiernos y hierbabuena. Les acompañaba un burro pequeño, un Platero que no era como el del poeta, blando por dentro, sino un Platero de gitano, negro y prieto. Tiraba de un carrillo pequeño hecho a su medida y fuerzas, colmado de delicatessen para los conejos, gallinas y demás animales domésticos. Creí que el tiempo no había pasado, pero sí había pasado. A convencerme de ello me ayudó la noticia que daban por la radio a bombo y platillo: un sabio, Premio Nobel, ha descubierto que el dinero sí ayuda a la felicidad, pero sólo hasta los 60.000 euros de ingresos anuales, después ya da lo mismo. ¡Qué sarcasmo! Podría servir a los políticos como tesis y fundamento de una ley que requise a los ricos de más de 60.000 euros para ayudar a la felicidad, por ejemplo, de los gitanos, que no llega más que a 300 euros y un billete de deportación y eso que limpian las cunetas gratis y el carro y el burro no contaminan. Gitanos del mundo, creo que esto nunca ocurrirá, porque ellos son, los políticos, los que cobran más de 60.000, entre sueldos, dietas, consejos de administración, negocios aparte, etc. Vosotros preocuparos sobre todo de llevar a vuestros hijos a la escuela. Vosotras, gitanas guapas, convencer a vuestros gitanos de que lleven a esos churumbeles de ojos grandes como ventanas de azabache a la universidad y demostraréis que los gitanos les dais sopas con onda a los payos, pues la necesidad, la beharra, agudiza más el ingenio. Y a vosotros os sobra beharra. Dicen que no trabajáis ni queréis trabajar. Mentira podrida. Sería bueno saber cuántos de esos de más de 60.000 trabajan, dónde y cuánto roban, porque yo siempre he oído decir a los viejos, a los que saben, que trabajando nadie se hace rico. No creo que exista oficialmente el delito “robo social”, pero debería existir. Quizá a partir de 60.000 euros anuales. Y ya hay margen. Bueno, que se me para el coche y por el espejo retrovisor veo que llega la guardia civil. Buen provecho a vuestros conejos y gallinas. Al fresco.
Daniel Ezpeleta. |