El Parlamento húngaro ha aprobado una reforma del Código Penal para poner freno a las actividades de grupos paramilitares de extrema derecha, que en las últimas semanas han aumentado sus marchas y patrullas intimidatorias en localidades habitadas por gitanos.

La modificación legal, aprobada con la única oposición del partido ultraderechista Jobbik, prevé penas de 3 años de prisión para quien "atemorice a miembros de comunidades pertenecientes a cualquier minoría nacional étnica, racial o religiosa".

En ese sentido, el nuevo Código Penal castiga con hasta dos años de prisión "las actividades que fingen ser realizadas para mantener el orden público" o que suplanten el papel de la Policía.

La minoría gitana constituye al menos el 5 por ciento de los 10 millones de húngaros y la mayoría de los miembros de esta comunidad vive en las regiones menos desarrolladas del país, azotadas por la pobreza y con altos niveles de desempleo.