14.11.2011 - TENERIFE La comunidad gitana se reivindica |
Manuel Rondón, de la Unión Romaní, apuesta por abandonar las costumbres arcaicas
Los gitanos se declaran enamorados de dos damas: la libertad y la familia, valores de los que, según este colectivo, deberían aprender el resto de las razas. Este es uno de los lemas con los que se definió ayer la comunidad gitana en La Laguna durante el acto Mi cultura es tu cultura, que tuvo lugar en el Espacio Multicultural del Tranvía. Los actos, coordinados por José Heredia, representante de la comunidad gitana de la Isla, se celebraron con el objetivo de definir la cultura gitana y poner de manifiesto su verdadera cara, y no la de la marginalidad como suele hacerse. El colectivo gitano reclama al resto de etnias que comprendan y disfruten de su cultura para alcanzar el respeto mutuo, pues creen que de otra manera no puede haber convivencia, y piensan que tan sólo son conocidos por sus costumbres nupciales. Actualmente son más de un centenar los vecinos gitanos que residen en La Cuesta, a donde llegaron hace más de medio siglo. En cuanto a la Isla, componen un total de 1.500, principalmente asentados en Arona y Adeje. Admiten que Tenerife es un buen lugar para los gitanos, en comparación con otros municipios de la Península. Durante el acto, los gitanos denunciaron la marginalidad que la raza sufrió desde el fin del reinado de los Reyes Católicos hasta mediados del siglo XIX, cuando, con la Primera República, se les fue reconocido el grado de ciudadanos. Durante dicho periodo, los gitanos fueron perseguidos y castigados por sus diferencias culturales. Su pretensión en la actualidad es que ese pasado no vuelva a repetirse, y para ello están luchando por la formación de los menores de la familia y contra algunas costumbres que consideran arcaicas y que mantienen algunas familias. Manuel Rondón, secretario de la ONG Unión Romaní, hizo un llamamiento ante los asistes al Espacio Multifuncional del Tranvía para que se retrase la edad del matrimonio en las parejas gitanas, ya que ello dificulta la formación de los jóvenes y consecuentemente las expectativas del futuro prometedor que anhelan las familias gitanas más antiguas. Según Rondón, "los gitanos no quieren integrarse con el resto de la población, ya que ello supondría desaparecer". Para concluir el acto, los asistentes disfrutaron de un grupo flamenco llegado del sur de Tenerife y del puchero tradicional gitano con caracoles preparado por las mujeres de la comunidad de La Candelaria. Algunos de los integrantes de esta comunidad se han mezclado con los tinerfeños, pero mantienen sus costumbres como la gastronomía, el flamenco y los fuertes lazos familiares.
(Alba Blanco; La Opinión de Tenerife) |