29.06.2012

La policía de Vigo escenifica un robo con un ladrón con acento gitano

Por Juan de Dios Ramírez-Heredia


La paparruchada se escenificó ante más de mil niños de numerosos colegios

 

Llueve sobre mojado. La policía de Vigo quiso hacer una exhibición de su eficacia en la lucha contra la delincuencia y escogió para ello a un millar de niños y en horario escolar los convocó en la plaza para que disfrutaran, supongo, viendo las acrobacias que realizaban sobre sus motos o contemplando como, arriesgando sus vidas, detienen a un delincuente armado de una pistola. Los niños debieron aguantar la respiración al ver como con un arrojo valiente y decidido la pareja de guardias inmovilizaban al delincuente. La joven agente, una mujer guardia de saludable aspecto, agarró de la muñeca al pretendido ladrón quitándole el arma, mientras que el varón se arrojó sobre él logrando ponerle las esposas. Un numerito de circo que para que resultara completo contó incluso con la voz en off de un presentador que, como en los circos de verdad, animaba al público haciéndoles ver la dificultad de la prueba. Hasta a mí me han entrado ganas de aplaudir cuando el presentador, con voz triunfante, ha dicho:

-¡¡Ya está!!  ¡¡Muy bien!!

Los niños han aplaudido entusiasmados mientras la joven agente de la autoridad contempla, dando un paso atrás, a la fiera esposada que momentos antes les amenazaba con una pistola.

Hasta aquí todo es discutible, y no seré yo quien critique a las fuerzas de seguridad del Estado que harto y difícil papel tienen para luchar contra los delincuentes para garantizar la paz y la convivencia entre todos los ciudadanos. Lo que me parece fuera de lugar es el numerito de circo que han montado. No es necesario sacar a los niños de las escuelas para que vean algo que diariamente ven en la televisión. A veces son escenas dramáticas, por ser reales, en las que los guardias sufren la peor parte y otras, mucho más perfeccionistas, cuando se trata de escenas de películas que han sido rodadas una y otra vez hasta que el director las ha considerado perfectas. Esa parte del espectáculo sobraba a todas luces. A los niños, -y a mi-, les gustan los caballos, las motos, los camiones de bomberos y policías y las carreras de coches por las cuestas de San Francisco o por las calles de Barcelona en las que un policía intrépido y valiente hace que su coche vuele para impedir que se escapen los malos.

Todo lo dicho hasta aquí no debería tener mayor trascendencia de la que pudiera tener una crítica sana y saludable a las actuaciones de los poderes públicos que pueden ser perfectamente enjuiciados por los ciudadanos. Esa es la grandeza de la democracia. Pero lo que hace intolerable lo sucedido en Vigo es que el desgraciado protagonista de la historia, es decir el ladrón de coches, sea un policía -porque suponemos que será un compañero del cuerpo- que se hace pasar por gitano a la hora de montar el numerito. Los medios de comunicación no han tenido la más mínima duda a la hora de titular su crónica: “La policía de Vigo recrea un robo con un ladrón con acento gitano” Hemos visto y oído el vídeo de la escenificación.

-Buenos días, ¿qué está haciendo? Dice la mujer guardia dirigiéndose a un individuo que pretende abrir un coche blanco. La respuesta es escueta:

-Abriendo el coche.

-¿De quién es el coche? Inquiere la policía y aquí es donde el supuesto gitano se identifica. Contesta como lo hacen los gitanos mayormente marginados que viven al límite de la exclusión social. El tono es el mismo que usan los cómicos cuando nos imitan y dicen “los mecolotones” o “la fragoneta”.

-De mi primo el Richar. En este momento la imitación adquiere categoría para optar a un Goya o a una nominación de los Oscar porque lo de “el primo Richar” les llega a los niños al alma lo que provoca una sonora carcajada.

-Déjeme la documentación. Reclama la agente de la autoridad. A lo que el torpe ladrón de coches responde poniendo sonoramente el acento en la primera sílaba:

-La tiene mi máma.

El locutor-narrador de la escena, que debe pensar que los niños de Vigo son tontos, aclara por los altavoces:

-Le está diciendo que el coche es suyo, pero claro, no se lo creen, ¿cómo se lo van a creer?

A partir de aquí ya saben todos ustedes lo que ha pasado. Las asociaciones gitanas han protestado y en el Ayuntamiento se han dado cuenta de que han metido la pata, por lo que el Comité de Personal del Concello de Vigo ha manifestado que «ante el posible malestar queremos trasladar a todos los miembros de raza gitana nuestras más sinceras disculpas si así hubiera sido».

Pues mire usted, no. ¿Qué es eso de “ante el posible malestar”? ¿Como quiere la policía municipal de Vigo que lo digamos? Estamos molestos con todas las letras y más que molestos indignados y enfadados. La policía no debe caer en estas provocaciones. Y llegada la hora de pedir disculpas vale más hacerlo abiertamente. Que no pasa nada por reconocer que las cosas no se han hecho bien, antes al contrario, eso engrandece al que las pide, sobre todo cuando quien así se manifiesta es nada más y nada menos que la policía.  No digan que se trata de «una malintencionada interpretación del acento como de raza gitana» No busquen subterfugios que lo que hacen es empeorar las cosas y sembrar en nosotros la duda de que las disculpas obedecen más a “lo políticamente correcto” que a un verdadero reconocimiento del error.

Y por cierto, olvídense de la consabida cantinela de “la raza gitana”. Aquí no hay raza de los “gachés” (los payos) ni raza de los gitanos. Sobre todo desde que las Naciones Unidas proclamaran solemnemente que en el mundo solo hay una raza: la raza humana.

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