28.12.2012

A mis niņos

Por Marcos Santiago

Queridos Pepe el templado, Marcos el fantástico, Manuel el valiente y Paula la artista: quiero deciros que sois cuatro hijos maravillosos y leo en vuestras miradas que sois buena gente. Le habéis dado a mi vida un sentido único e irrepetible y gracias a vosotros gozo de la certeza de que Dios y vuestra madre y esposa mía Maya me guían. Me hubiera gustado teneros antes, pero bueno, cada cosa tiene su tiempo si se ha hecho buen uso del mismo.

Me gustaría que os esforzarais en el colegio para que el día de mañana podáis afrontar las dificultades de la vida con la protección de la cultura. No olvidéis dignificar el nombre de nuestra raza gitana sin menospreciar a otras; debéis ofrecerla y compartirla. Nunca insultéis a vuestros compañeros, ni traicionarlos sino apoyarlos y ayudadlos. Disfrutad la literatura y no dejad nunca de leer porque ahí está la llave del éxito social.

Dadle mucha importancia a los libros porque es la única herencia digna que deja el ser humano. Sed ambiciosos en el conocimiento y no le deis mucha importancia al dinero que supere la cantidad necesaria para una vida digna; los excesivos caprichos concedidos anulan el valor de todas las cosas y el alma de las personas y por tanto nos convierten en estúpidos robots. Respetad a los ancianos porque ellos lo saben todo y sufren mucho. Y tened fe en que el camino de la felicidad pasa por no hacer daño. Sed humildes pero no demasiado, porque entonces esta sociedad competitiva os dejará atrás. Pero sí bondadosos porque la bondad es la virtud más difícil de practicar y la elección de lo difícil hace al ser humano un líder justo y necesario.

Volver