12.02.2013

Todo por la audiencia

Por Joaquín López Bustamante

Las imágenes sensacionalistas y morbosas que Cuatro difundió en la promoción de su programa presagiaban lo peor: Palabra de gitano se anunciaba como una docuserie  que mostraría a los gitanos “más allá de los estereotipos y clichés”.

Lejos de dar a conocer la cultura gitana, el programa  perpetúa unos tópicos que dañan  gravemente la imagen de los españoles gitanos,  una comunidad  heterogénea que no puede ser representada en su totalidad por los comportamientos y costumbres de algunas familias en particular. Muchas de las imágenes del capítulo emitido el pasado domingo han herido  sensibilidades de cientos de miles de gitanos que asisten con impotencia a la banalización y ridiculización de su cultura. La cadena anuncia más carnaza: temas como “el destierro, el repudio y la homosexualidad” serán tratados en las siguientes entregas…

Son numerosos los precedentes de programas cuyo tratamiento de lo gitano denigra y estigmatiza nuestra cultura: los reporteros de Callejeros, que deben de haber visitado ya todas las chabolas de nuestro país, han conseguido grandes audiencias con reportajes manipulados, descontextualizados y faltos de rigor, Conexión Samantha dobló su audiencia cuando emitió su inevitable capítulo sobre una  boda gitana…

Todo por la audiencia: con Palabra de gitano Cuatro duplicó su share de la semana anterior con Twitter y otras redes sociales amplificando su difusión. Más de dos millones de espectadores y muchos minutos de publicidad previa contentarán a directivos y  productores. Pero no todo vale. La emisión de este programa debería generar un serio debate deontológico en el que debe escucharse al movimiento asociativo gitano y a los colegios profesionales y asociaciones de periodistas.

Ojalá el atractivo mediático que parece que suscitamos los gitanos sirviera para que se mostrase la realidad de la gran mayoría de las familias gitanas españolas, porque ésta sí que es muy desconocida por unos espectadores que deben estar ya cansados ver de tanto poblado, tanta papelina y tanto pañuelo.

Me niego a pensar que no sea posible un tratamiento televisivo que ayude a superar los enquistados tópicos que reducen al pueblo gitano a la marginalidad o al folklore.  Un ejemplo en positivo puede ser  la serie Gitanos andaluces dirigida por Pilar Távora y emitida recientemente por Canal Sur en la que se mostraba la vida de  numerosas familias y personas gitanas con su quehacer cotidiano en diferentes ámbitos sociales, profesionales y académicos. Confiemos en que los medios de titularidad pública, financiados con los impuestos de payos y gitanos, puedan contrarrestar este tratamiento sensacionalista que perjudica la imagen social de las minorías en general y, con especial reiteración, la de los gitanos.

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