02.04.2013

Palabra de gitano

Por Marcos Santiago

El Programa utiliza realidades particulares que dan una imagen retrógrada general. Algunas páginas se salvan, incluso emocionan, pero son las menos. La dirección no es consciente de que está apoyando la desigualdad de oportunidades con la mala imagen que se proyecta. Con escenas extremas alza vuelo el tópico.

Ejemplo: predica que existe una ley gitana con plena vigencia y eso no es cierto desde que por fin acabaron tiempos antidemocráticos que nos negaban la tutela judicial efectiva. Incentiva la audiencia a costa de la cara menos normalizada con mensajes y personajes erigidos injustamente como espejos de un millón de españoles gitanos; dado el desconocimiento de la cultura gitana que muestran muchos de ellos es tristísimo para los que nos duele este tema que sean utilizados como modelos.

No saben el daño social hecho, los pasos retrocedidos de cara a la inclusión. Y los medios democráticos tienen que ser conscientes de ello, porque el progreso de las familias en riesgo de exclusión es tarea de todos los poderes del estado, también del cuarto. Pero así hacemos trizas la carrera social ascendente de la mayoría de los gitanos que tienen costumbres compatibles con las bases de la convivencia de un estado de derecho y un nivel de ciudadanía normal. Sé que en estos tiempos todo es vender a través del sensacionalismo de las medias verdades. Todos podemos ser víctimas y hoy nos toca ser sufridores. Pero auguro que sufridores por mucho tiempo pues una etnia tan bella e ingenua es carne de cañón para las nuevas tecnologías.

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