18.09.2013 - MÉXICO

Son tiempos difíciles para los gitanos: Goran Bregovic

Goran Bregovic

Convencido de que “la música siempre es un bebé colectivo”, Goran Bregovic advierte que su disco más reciente es “un brindis por el talento gitano. Son tiempos difíciles para los gitanos en Europa, incluso los están expulsando de Italia, Francia y otros países. Por eso en mi disco invité a aristas gitanos a quienes todos deberían respetar, desde los Gipsy Kings hasta Gogol Bordello”.

Bregovic, conocido por la música de filmes de Emir Kusturika, ha llevado una propuesta que incluye el sonido enloquecido de una banda de metales gitana con los ritmos de la tradición búlgara, la energía del rock y la fiebre del punk. Con su Banda para Bodas y Funerales, realizará una gira en México para promover su disco Champagne for Gypsies.

En conferencia de prensa telefónica, Bregovic advirtió que su nuevo disco no es un manifiesto político, sino una colección de canciones “para bailar y beber, pero también nos recuerda que los gitanos han dejado una honda huella en nuestra cultura. Por eso invité a gitanos que respeto. Los gitanos son una metáfora, son como los vaqueros o los gauchos: todos quisieran ser uno, al menos por un día para retar la ley de la gravedad y volar sin caer y morir. Este es mi brindis por los gitanos que han tenido una vida muy difícil desde su llegada al mundo occidental hace seis siglos. Proporcionalmente Hitler mató más gitanos que judíos. Ver que se les persigue ahora me entristece mucho”.

Su trabajo de colaboración gitana, que incluye también a Selina O’Leary, Florin Salam y Stephan Eicher, se hizo a la vieja usanza, es decir de manera directa, afirmó. “Por ejemplo, viajé al sur de Francia, donde viven los Gipsy Kings, y a Río de Janeiro, Brasil, donde radica Eugene Hütz de Gogol Bordello. Fui a Rumania, Irlanda y otros países. No quería enviar árboles vacíos para recibir árboles vacíos, sino hacer las cosas en persona, a la antigüita.”

Bregovic asegura que “la música no es nada importante en este mundo; no es como la comida, el aire o el sexo. Es más bien como la sal: puedes comer sin sal, pero no tendría el mismo sabor. Vengo de un mundo comunista, donde la música era muy importante. El rock and roll en el mundo comunista fue mucho más importante que en el mundo occidental, no tanto como música, sino como fenómeno social: era importante, en cierto periodo, aportar un sistema de valores diferente. Por supuesto, no es que la música tirara al comunismo, pero puso luces en este largo camino a que las cosas fueran mejores. Hasta las luces pequeñas son importantes”.

 

(Milenio)

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