02.12.2013 - SEVILLA

El flamenco surgió en las barberías, según un ensayo de dos antropólogos sevillanos

Portada del libro de Alberto de Campo y Rafael Cáceres

Historia cultural del flamenco parte de una tesis exhaustivamente probada en el libro: las barberías, que desde antaño eran mucho más que lo que entendemos por un lugar donde cortarse el pelo (el barbero también era médico y cirujano casero y para gentes sin medios), se convirtieron en núcleos de convivencia de las clases bajas y excluidas de la sociedad española desde el siglo XVI -incluyendo los moriscos, judíos y gitanos.

Por otra parte, las barberías eran centros de música popular asociados al tañido de la guitarra -instrumentos pobre donde los haya-, que desarrollaron los barberos entre otras cosas para pregonar su trabajo. De ahí nace una raíz cultural en la que tendrán cabida y, por mestizaje, se irán desarrollando sucesivamente lo jaque, lo racial, lo suburbano, lo majo y finalmente, lo flamenco.

«No es casualidad que muchos de los guitarritas flamencos hayan ejercido de barberos o hayan aprendido de éstos, como tampoco que las barberías hayan sido en muchos pueblos de Andalucía un lugar de reunión, tertulia y cante flamenco, casi hasta nuestros días. A la íntima relación entre este oficio y la guitarra apunta, por ejemplo, el conocido toque del barbero, un rasgueado del instrumento caracterizado por la rusticidad y la vileza, propio en el flamenco de los tocaores cortos», afirman Alberto del Campo y Rafael Cáceres.

El análisis de las vinculaciones históricas de este arte con ciertos oficios, formas de vida, tipos sociales y subculturas populares, demuestra una clara continuidad entre el mundo de los jaques y rufianes del hampa andaluz del siglo XVII -con mezcolanza de moriscos, negros y gitanos-, el majismo dieciochesco y la estética flamenca que cuajará en el XIX.

En ese camino no solo se desvela el papel que han jugado las barberías en este mestizaje musical, sino que se arroja luz sobre los específicos géneros de baile y música anteriores al flamenco, la interrelación de elementos populares y cultos (como la ópera), o la pérdida de centralidad del baile en detrimento del cante.

 

(ABC)

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