07.01.2014

El futuro de nuestro pueblo está en manos de las mujeres gitanas


Homenaje a Carmen Amaya organizado por mujeres gitanas

Desde la Unión Romani lo hemos dicho siempre. Gracias a las mujeres gitanas, a nuestras madres y a nuestras abuelas, todavía hoy subsistimos. Ellas son las que han sabido conservar los fundamentos de nuestra cultura. Si las mujeres gitanas hubieran flaqueado en el pasado, si la persecución y la ignominia por la que hemos pasado a lo largo de los siglos no se hubieran encontrado con el muro protector de  nuestras costumbres y tradiciones que ellas representaban, hoy tan solo se hablaría de nuestro pueblo en los libros de historia.

Pero los tiempos cambian. Las costumbres cambian. Los gadchés del siglo XXI no son iguales que los de siglos pasados. La tecnología lo ha revolucionado todo. Internet, la televisión, el twitter, el facebook, las tabletas y los teléfonos móviles han configurado un modelo de relaciones entre los seres humanos que no tiene nada que ver con los de mi propia juventud, por ejemplo, porque en mi propia familia, nadie, absolutamente nadie, sabía leer ni escribir. Y a todo esto no son ajenos nuestros jóvenes gitanos. Ellos y ellas, como los “gadchés”, también son ciudadanos del siglo XXI y saben usar, en mayor o menor medida, los instrumentos de que dispone la sociedad mayoritaria.

Y este fenómeno ha venido a confirmar lo que desde hace muchísimos años es doctrina esencial de la Unión Romani: Sin la participación activa y comprometida de las mujeres gitanas, la lucha que los hombres gitanos llevamos emprendida está condenada al fracaso.

 El principio de este año de 2014 nos ha regalado un video maravilloso, grabado por cinco mujeres jóvenes, gitanas hasta las entrañas, como dice una de ellas. Yo lo he visionado con detenimiento (Lástima que el ruido de fondo dificulte una audición de mejor calidad) y me ha impresionado. Mujeres gitanas que en ningún momento han hablado de “programas sociales”, de “subvenciones oficiales”, de “acercamiento al poder político para salir en la foto” o de “rencillas entre líderes” para saber quién representa más y mejor a nuestra comunidad. Estas mujeres gitanas, gitanas comprometidas, no han pronunciado ni una sola vez la palabra “asociacionismo” que tanto nos gusta a los hombres gitanos porque gracias al “asociacionismo” pintamos algo en la vida política y social.


Encuentro con estudiantes gitanas

Ellas no necesitan ampararse en ninguna asociación para denunciar el pésimo sistema educativo que padecemos en España. Ellas hablan de interculturalidad exigiendo que el sistema respete su propia identificación como gitanas. Denuncian la imagen falsa que últimamente se está dando de nosotros al tiempo que se complacen por el  incipiente nacimiento de una juventud gitana inquieta y protestataria por la falta de oportunidades que padece.

En fin, magnífico comienzo de año el que nos ha brindado el periódico online “eldiario.es” con el testimonio de estas cinco mujeres defensoras de su cultura, de sus orígenes y de su historia como gitanas. Patricia, Soraya, Pepi, Araceli y Gina nos han regalado un soplo de aire fresco en medio de tanto movimiento gitano rancio o de superestructuras asociativas cada día más alejadas  de los códigos tradicionales gitanos y más apegadas al dinero y al poder.

 Pero por suerte, Patricia, Soraya, Pepi, Araceli y Gina no son las únicas. A estos nombres podríamos añadir una larga lista de mujeres gitanas que estando fuera o dentro del sistema forman la vanguardia del mejor frente de lucha gitana por la conquista de nuestros derechos.

 Y si las mujeres gitanas no desfallecen y los hombres somos capaces de reconocer que están mejor preparadas que nosotros para que juntos seamos los gestores y administradores de nuestro presente, el futuro será nuestro, porque con ellas habremos logrado zafarnos del yugo opresor de quienes nos persiguen y del conformismo que ocasiona el tenernos en silencio por un plato de lentejas.

 

Juan de Dios Ramírez-Heredia

Abogado y periodista

Presidente de Unión Romani

Pulsando aquí podrán ver el video del que les hablo. Dura siete minutos.

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