18.02.2014 - OPINIÓN

Una revisión de la realidad gitana en Reino Unido

Por Yaron Matras

Los temores sobre los gitanos que llegan a estas costas han resultado infundados. Debemos dejar de lado los prejuicios y estudiar la posibilidad de una contribución real de los rromà al Reino Unido.

 


Gitanos en el Condado de Cumbria, Reino Unido / Christhopher Thomond

La semana pasada un amigo me habló de una conversación que escuchó en una peluquería de Birmingham. El barbero se quejó de la competencia, que podía mantener los precios bajos gracias a que contrataba personal inmigrante. “Probablemente sean rumanos, es fácil de adivinar por las caravanas que hay fuera”, bromeó, y luego se apresuró a añadir: “Pero no debería decir eso”. Durante las semanas previas a primeros de enero, se decía que los rumanos y búlgaros hacían cola para aprovechar el levantamiento de las restricciones de empleo en el Reino Unido. Varias semanas después, hemos sabido que el pánico era injustificado y que las advertencias eran alarmismo puro.  Pero el peluquero reveló algo sobre la percepción pública de este debate. Se equipara a los rumanos con los rromà; de ahí la asociación con las caravanas y la vergüenza a decir algo políticamente incorrecto.

“Rromà” suena un poco como “rumano”, por lo que no se puede culpar a la gente por confundirse. Pero la semejanza es mera coincidencia. Muchos rromà viven en Rumania, pero también hay gitanos en muchos otros países. La mayoría de los gitanos tampoco viven en caravanas; llevan asentados en el sureste y centro de Europa desde el siglo XV, a menudo segregados en las afueras de las ciudades y pueblos.

Lo que desencadena una reacción emocional es la imagen de los gitanos en nuestras calles; mucho más que el hecho de pensar en cualquier ciudadano de los nuevos estados miembros de la UE que llega a un centro de trabajo de Basingstoke o Leeds. Fue a los rromà a los que el viceprimer ministro se refirió en noviembre como a personas con un comportamiento “intimidante” y “ofensivo”. Las acusaciones infundadas de que los rromà secuestraban a niños en Grecia e Irlanda tampoco ayudaron.

¿Por qué se percibe la presencia de los rromà en el Reino Unido como un desafío? Hay, en cierta medida, una realidad evidente: los rromà organizan su vida en familias numerosas y buscan apoyo en sus estructuras familiares. Cuando migran lo hacen en grupos extensos y no como individuos. Esto les hace más visibles, ya que alquilan varias viviendas cercanas y, a menudo, socializan al aire libre puesto que sus casas no pueden acomodar a grupos grandes.

Pero esto no explica por completo estas reacciones. Nuestra percepción de la población gitana está formada por las imágenes ficticias de los rromà que están profundamente arraigadas en nuestra cultura. Estas imágenes ficticias representan justo lo contrario de nuestros propios valores: nuestra sociedad reprime la forma en que expresa las emociones, así que envidiamos la pasión con la que los gitanos se comunican a través de su música y de su colorido. Nos sentimos atrapados por las rutinas de nuestras vidas diarias, por lo que idealizamos la vida gitana puesto que es libre y espontánea, pero también nos provoca rabia puesto que es anárquica y descontrolada. Los rromà se organizan el trabajo entre sus familias y suelen ser trabajadores por cuenta propia, pero pensamos en ellos como personas poco dadas a trabajar. No tienen patria propia, por lo que les consideramos individuos sin raíces.

La percepción y los prejuicios se interponen en la evaluación racional de los problemas reales a los que se enfrentan los inmigrantes gitanos sobre el terreno. Pero, si los dejamos de lado, vemos que hay más oportunidades que desafíos. Si les comparamos con sus vecinos de los barrios urbanos desfavorecidos en los que tienden a asentarse, los rromà son más propensos que otros grupos a encontrar trabajo y sus hijos acuden con más regularidad a la escuela. Las denuncias de una inclinación a la delincuencia entre los inmigrantes gitanos han sido desestimadas en repetidas  ocasiones por la policía local por carecer de fundamento.

En lugar de cambiar su comportamiento o su cultura, el desafío al que se enfrentan los inmigrantes gitanos es a cómo hacer uso de las oportunidades para asentarse, adquirir habilidades y participar en la vida de la comunidad, mientras que protegen su propia identidad y sus valores al igual que cualquier otra minoría étnica. El desafío más grande es cómo cambiar las actitudes de la sociedad mayoritaria hacia los rromà.

Por definición, la inclusión social sólo puede producirse si se erradican las prácticas de exclusión. En lugar de culpar a los rromà por nuestros miedos y fantasías, deberíamos acercarnos a ellos y dejarnos inspirar por su generosidad, flexibilidad y su compromiso de apoyo mutuo.

 

(The Guardian)

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