12.03.2014 - NAVARRA Un gitano que tiende puentes | |
“Me gustaría decir las cosas cantando, pero como no tengo voz, me quito la frustración hablando". Es la aritmética de Ricardo Hernández Jiménez y la aplica expresando la situación de los gitanos en Navarra. Pero no sólo habla, también camina sin hacerlo. Paso a paso. Estira la mano sólo con estrecharla, tiende puentes entre razas, de payos a gitanos. Es mediador y, aunque la tarea no se antoja sencilla, está convencido de que las diferencias son mínimas, pero las agudizamos. "Qué pena", lamenta. Ricardo Jiménez nació en Tudela en 1975en una casa de siete hermanos, hijos de José y María. Tiene buenos recuerdos de la infancia, del Casco Viejo, del ambiente… En el colegio empezó a ver las primeras diferencias. "¿Qué soy yo?, ¿gitano?, ¿por qué?", se preguntaba. Pero creció feliz y felices se vieron sus padres cuando regresó a casa con el Graduado Escolar en la mano. Ricardo fue de los dos primeros niños gitanos en conseguir la titulación en Tudela. Y aquello les llenó de orgullo. Asegura que el desfase curricular entre payos y gitanos no era tan grande antes como ahora. Y lo achaca, en primer lugar, a la reforma educativa que llevó al instituto a niños de 11 años. Ahora, siete de cada diez gitanos no acaba la Educación Secundaria. "Eso es un drama y la sociedad debe reaccionar", sugiere. Ricardo quiso estudiar Artes y Oficios en Corella. Su padre, comerciante de muebles antiguos, le llevó a matricularse. Al final, desechó la idea y decidió echar una mano en el negocio paterno. Fue un pulso de juventud, tal vez, pero su inquietud pudo más. Lo compaginó con la venta ambulante, sacó el carné de conducir, se tituló en la Escuela Taller, en albañilería, se integró en la asociación La Romaní y creó una sección juvenil, La Ternajal. Defiende con pasión el asociacionismo. "Ahora mismo el único instrumento de los gitanos para reivindicar", sostiene. Entre 1999 y 2000 completó un curso de mediación de la Federación de Asociaciones de Gitanos de Navarra. Dejó un trabajo fijo, "en la puerta de casa", para trasladarse a Pamplona. Lo ve, sin duda, como una oportunidad. Se formó también como Técnico Superior en Integrador Social. Ahora preside la propia federación, Gazkalo. Y es allí donde trata de elevar esos puentes, entre los cerca de 8.000 gitanos de Navarra, el 40% están en Pamplona y la Comarca, y el resto de la sociedad. Los gitanos son jóvenes. Mucho. La mitad tiene menos de 16 años. Un dato contundente, afirma, que precisa de políticas de Juventud adecuadas. Su currículum aún suma más líneas. Entre 2003 y 2006 presidió la Red de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en Navarra. Hernández, muy activo en redes sociales como Facebook y Twitter, cuenta con blog propio y sostiene que no puede hablar en nombre de todos los gitanos. "Cada uno es dueño de su propio destino".
(Diario de Navarra)
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