16.04.2014 - OPINIÓN

Suárez, su esposa doña Amparo y los gitanos.

La Comisión Interministerial y la democracia

Por Tomás Calvo Buezas


Tomás Calvo Buezas, autor de este artículo, durante la entrega de los premios “8 de Abril”, otorgados por el Instituto de Cultura Gitana recientemente / Instituto de Cultura Gitana

En el Número 550 de Nevipens Romaní (1-15 de abril de 2014) aparece un excelente artículo de Manuel García Rondón, titulado “Adiós al Presidente que siempre ayudó y respetó al pueblo gitano”, donde se hace la siguiente afirmación: “El presidente Suárez fue el impulsor de la creación de de la Comisión Interministerial para el estudio y atención del pueblo gitano, Comisión de la que fue principal responsable el Dr. Calvo Buezas, extremeño universal y gitano entre los gitanos”. Agradecido por tanta generosidad, me encontré con Juan de Dios Ramírez-Heredia en el emocionante acto de entrega de los “Premios 8 de abril”, promovido por el Instituto de Cultura Gitana, Fundación del Ministerio de Cultura, y  mi buen y admirado amigo de años y de siempre Juan de Dios me animó a escribir estas líneas sobre la “intrahistoria” de la citada Comisión.

La creación de la Comisión par el Pueblo Gitano debe situarse en el marco de la llegada de la Democracia, de la que todos los partidos y todos los españoles fuimos protagonistas. Con la muerte del dictador, se inicia en 1976 el periodo de transición política, que se consolida con las primeras elecciones democráticas de 1977 y la Constitución Española de 1978, lo cual supone un cambio eficaz para todos los españoles, incluidos los gitanos, aunque muchos no fueran conscientes y no tuviera de momento consecuencias visibles.

La Carta Magna Constitucional supuso un fundamento legal liberador para los ciudadanos españoles y por lo tanto para los gitanos, con el reconocimiento de la igualdad “sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social” (Artículo 14). Y en el Preámbulo se declara la voluntad de “proteger a los españoles y pueblos de España, en el ejercicio de los derechos humanos, sus culturas y tradiciones, lengua e instituciones”. Desafortunadamente en el organigrama de la organización estatal, la Constitución lamentablemente se fijó únicamente en el desarrollo de las Autonomías Territoriales, imponiéndose la dominación espacial y olvidando injustamente otras legítimas culturas y pueblos, como el Pueblo Gitano. ¡Ese cambio y plasmación estructural es el desafío histórico en la próxima Reforma Constitucional!

A partir de la democracia, algo comenzó a moverse en las esferas gubernamentales en relación con los gitanos. Aunque fuera insuficiente, durante el Gobierno de UCD con Adolfo Suárez, fue creada la Comisión Interministerial para el estudio de los problemas gitanos, la primera legislación positiva firmada por un Rey de España (11 de enero de 1979). Otro hecho simbólico de gran calado fue la derogación en el Parlamento de la Disposición antigitana de la Guardia Civil, con el discurso histórico el 4 de mayo de 1978 del gran líder pionero Juan de Dios Ramírez-Heredia, diputado por UCD.

En el Real Decreto de la Constitución de la Comisión Interministerial de 11/171979 (BOE de 14/1/1997) se afirma lo siguiente:

“En un momento como el presente, en el que los derechos fundamentales de todos los españoles han sido proclamados en la Constitución, se hace necesario que la Administración acentúe su servicio a todos los grupos sociales, haciendo llegar a los gitanos españoles los mismos derechos y libertades públicas que a todos los ciudadanos.


Amparo Illana y Adolfo Suárez, en una imagen de archivo / EFE

La comunidad gitana, asentada en España en el siglo xv, ha sido secularmente una minora discriminada y marginada, sufriendo graves problemas de vivienda, educación, asistencia sanitaria, trabajo, cultura y convivencia ciudadana.

La respuesta de la Administración del Estado para con estos ciudadanos españoles ha sido históricamente discriminatoria o meramente asistencial, con acciones aisladas y dispersas que no han atacado la raíz de la problemática gitana, condicionada por una gran complejidad de factores socioculturales.

El Ministerio de Cultura, consciente de esta realidad y ante las justas exigencias y aspiraciones del pueblo gitano, ha comprendido la necesidad de una acción eficaz y coordinada de la Administración, teniendo como principio el que ha de ser la comunidad gitana el principal responsable de su cultura y desarrollo. Por esto, se acuerda crear una Comisión Interministerial que permita tomar las medidas adecuadas que puedan conducir a la resolución de dichos problemas”.

La historia secreta del largo proceso de creación de esa Comisión fue muy larga e intervinieron muchos actores colectivos, como las asociaciones de Presencia Gitana, Desarrollo Gitano, Integración Gitana y Secretariado Gitano. En la democracia, la primera mujer de un Presidente de Gobierno que se interesó por el tema gitano, fue doña Amparo Illana, esposa de Adolfo Suárez, quien tuvo en 1978 una reunión con algunos gitanos en la sede del Secretariado Gitano en Madrid, siendo Consiliario el padre Alberto Ruiz del Opus Dei, a cuya institución se sentía cercana doña Amparo.

Ese interés de la esposa del Presidente por el tema gitano, junto con una carta escrita por Desarrollo Gitano, asociación de izquierda antifranquista, pidiendo atención a la problemática gitana, dado el cambio democrático en España, fueron documentos que desde la Presidencia llegaron al Ministerio de Cultura, cuyo ministro era Pío Cabanillas, que mantenía una muy buena relación con doña Amparo y había creado en el Ministerio de Cultura una Dirección General de Desarrollo Comunitario, ocupada por José Manuel García Margallo (hoy ministro de Asuntos Exteriores),  donde un servidor fue asesor desde 1977 a 2003, comenzando las reuniones con las asociaciones gitanas y el inicio de la creación de la Comisión Interministerial, en cuyo proceso fue líder impulsor Manuel Martín Ramírez de Presencia Gitana.

Estos son algunos datos de la historia en el inicio democrático, y otros más llamativos, como un Programa para Jóvenes Gitanos (1978), como “extras de cine”, particularmente caballistas, que tuvo una gran eficacia, realizándose una muestra en un campo de entrenamiento cercano a Madrid con la presencia de doña Amparo, esposa del presidente Suárez, saliendo por cierto la foto en el Hola.  Pero lo significativo es que en 500 años el Decreto Real de la Comisión del Pueblo Gitano en enero de 1979 es el primer documento oficial firmado por un Borbón, antes promulgadores como los Reyes Católicos de Pragmáticas antigitanas, iniciándose un camino democrático de igualdad ciudadana para el Pueblo Gitano.

Con la democracia a partir de 1977 comenzaron las Jornadas de Cultura Gitana, los Programas Sociales, el Simposio pionero del Pueblo Gitano  en  1980, organizado por Cáritas con la colaboración de la Comisión Interminsiterial, contando con la asistencia de más de doscientos participantes. Este fue el primer Simposio (1980) donde hasta esa fecha asistieran más gitanos, con la participación de todas  de las asociaciones gitanas que lo desearon, junto con instituciones payas y representantes políticos de UCD, PSOE y PCE. Las ponencias y comunicados de este Simposio pueden leerse en Los gitanos en la  sociedad española,  (Revista Documentación Social, Número 41, Octubre-Diciembre 1980) que para mi modesto entender constituye un documento excepcional y pionero en la historia contemporánea del Pueblo Gitano.

También comenzaron los Congresos Nacionales y Europeos, el despertar y la consolidación del asociacionismo femenino hasta llegar al histórico I Congreso Mundial de las Mujeres Gitanas (octubre 2011, Granada), donde se analizaron “los nuevos retos de las mujeres gitanas en el siglo XXI, especialmente su lucha por la igualdad desde la identidad gitana”. Y así llegamos a la creación del modélico Instituto de Cultura Gitana, fundación del Ministerio de Cultura, volviendo a sus orígenes pues la “cuestión gitana” no es una “cuestión social”, aunque tenga sus problemas graves que deben resolverse, sino una Cuestión de Estado, de un pueblo y de una cultura de la España plural.

El gran desafío político que tiene actualmente el Pueblo Gitano en el siglo XXI es su inclusión como pueblo histórico en la próxima Reforma Constitucional. Como he anotado anteriormente, lo que proclama el Preámbulo de la actual Constitución (1978) es "proteger los pueblos y culturas de España", lo cual debe plasmarse en el diseño del nuevo Estado, hoy exclusivamente territorial-autonómico, añadiendo las nuevas culturas españolas y pueblos de España, singularmente el Pueblo Gitano.

Deben estudiarse las posibles formas administrativas y políticas, no debiendo ser una copia literal de una Autonomía más, pero sí que se plasme en el organigrama del Estado y en sus presupuestos ordinarios. No olvidemos que las utopías de hoy son las realidades del mañana. En ese horizonte de lucha y sueño colectivo, deseo terminar con un fragmento de un texto mío, escrito en 1978 para un Informe para la Presidencia de Gobierno, en mi calidad de asesor (1977-1983) en el Ministerio de Cultura, publicado en un número especial del INAS, La Comunidad gitana, nº 8, 1982, pp.7-18: "Entre todos, gitanos y payos, entidades privadas y públicas, se debe hacer realidad que la sociedad española sea cada día más una sociedad de participación, en la que los gitanos tomen parte activa en todos los niveles de la vida del país, enriqueciendo con sus valores y cultura la España de todos. Solamente así, será posible el cambio en España, consiguiendo una España más libre y más igualitaria". Eran los años del sueño democrático, de los que votamos con lágrimas en los ojos por primera vez, y hay que reconocer y agradecer la obra titánica de construcción democrática de Adolfo Suárez, sin olvidar, como pasa siempre y también entre las gitanas, la obra callada pero  eficaz de las mujeres, en este caso de doña Amparo Illana.

 

(Tomas Calvo Buezas es exsecretario general de la Comisión Interministerial para el Pueblo Gitano (1979-1983); catedrático emérito de la Univesidad Complutense; Premio “Investigación” 8 de abril, Día del Pueblo Gitano 2013)

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