Hace unos días unos trescientos gitanos de Galicia se manifestaron ante los Juzgados de Tui, en Pontevedra, para protestar por la puesta en libertad de los dos detenidos, un guardia civil y un agente forestal, por el asalto a la casa de Olegario Giménez, a quien presuntamente querían asesinar, según aseguran sus hijos.

Durante este acto de protesta, en el que se presentó una pancarta que rezaba “Somos enemigos de personas concretas, con nombre y apellidos. Somos amigos de fiscalía, guardia civil, abogados y agentes forestales”, los manifestantes leyeron un comunicado en el que señalaban que después de 235 años de haberse establecido en Galicia, los gitanos aún se sienten “ciudadanos de segunda” y también exigieron durante la concentración que no se deje en libertad a los dos imputados de este caso.

Y llevan razón nuestros compañeros gallegos, porque desde Unión Romaní podemos asegurar que Galicia es una de las comunidades donde los gitanos padecen peores condiciones de vida. Todavía muchos de ellos viven en poblados míseros, sus índices de paro son aún más altos que la ya de por sí altísima tasa de desempleo a la que estamos acostumbrados los gitanos.

Es por ello que la indignación de estos gitanos es totalmente legítima, y por ello piden igualdad ante la justicia, como también exigen igualdad de condiciones ante tantos otros aspectos que las administraciones gallegas han descuidado desde tiempos remotos.

Por ello, además de pedir racionalidad en los desenlaces de este caso, pedimos a las administraciones gallegas que tengan en consideración sus peticiones y sus demandas, como ciudadanos de pleno derecho que son.

(Unión Romaní)