30.06.2014 - GRANADA-ALHAMA

El Chato Maya reunió a toda su familia y más 


Placa de recuerdo en la que fuera la casa del Chato Maya / Alhama.com

José Maya Cortés ‘El Chato Maya’ (Alhama 1907-1990), forma parte de esas personas que hicieron que la convivencia entre todos fuera una normalidad alhameña, en la que nunca se llegó a plantear una diferencia en cuestión de culturas o razas y en la que todos crecimos formando parte de una gran familia. Un ejemplo que nadie se propuso ni se planteó, porque no hizo falta y formaba parte de la normalidad en Alhama.

Organizado por un grupo de familiares y amigos, el pasado sábado 14 de junio, tuvieron lugar en Alhama varios actos en recuerdo y reconocimiento ciudadano hacia José Maya Cortés, popularmente conocido y querido por ‘El Chato Maya’, a quien, a pesar de que hace casi un cuarto de siglo que falleció, se le sigue recordando y queriendo por su talante de bien, su característica excelente disposición para ayudar a los demás y alto sentido del respeto entre todas las personas, muy por encima de condiciones sociales o de cualquier otro tipo.

José Maya Cortés, hijo, nieto y descendiente de una familia que se asentó en esta ciudad hace siglos, fue siempre como persona y alhameño toda una institución, tanto para los gitanos como para los payos, al que acudían unos y otros por su valores de bien hacer, con tacto y compromiso para resolver cualquier cuestión o situación que pudiese dañar o empañar las buenas relaciones entre las personas.
Así, en este acto se le quiso rendir un recuerdo como a él le agradaría, con la participación de toda su amplia familia, de confraternidad entre familiares -hijos, nietos y bisnietos, tanto de sangre como por vinculaciones matrimoniales-, amigos y alhameños en general que llegaron a conocerlo y que, en tantos casos, jamás han dejado de dedicarle un recuerdo de afecto.

A la una de la tarde, con un salón de actos lleno a rebosar se iniciaba este recuerdo a José Maya Cortés ‘El Chato Maya’, con un especial esbozo de su vida, personalidad y condición por parte de Andrés García Maldonado, quien fue interrumpido en varias ocasiones por las ovaciones y vítores de los asistentes, al tiempo que la emoción de sus palabras hicieran utilizar los pañuelos en más de una ocasión. Andrés, además de ser presidente del Patronado de Estudios Alhameños e Hijo Predilecto de Alhama, entre otras cosas, intervino como amigo de la familia Maya desde la infancia.


Momento en el que se presentó la placa conmemorativa / Alhama.com

Varias y emocionantes intervenciones de familiares completaron este primer acto en el Ayuntamiento, a lo que siguió el descubrimiento de una placa en su casa del Matadero, la número 5 (hace unos años renumerada ya que originariamente era la 4). La placa fue esculpida en piedra por el maestro cantero alhameño José Andrés Ciruela ‘Boti’. Tras el descubrimiento de la misma Juani Olmos leyó un poema que escribió para el acontecimiento.

 

Homenaje a Chato Maya

 

Hijos, nietos y bisnietos,

algunos tataranietos

y vecinos de este pueblo,

en unión te recordamos.

 

La gran persona que fuiste,

lo que querías a los tuyos,

y lo bien que te integraste

entre los llamados payos.

 

Recordar a José Maya,

hay que hacerlo con respeto,

sus actos eran humanos,

y tenía mucho talento.

 

Si alguien lo necesitaba,

no dudaba en ayudarle,

esto hacía que su persona,

aún tuviera más valores.

 

Un ser humano entrañable

que a su familia engrandece,

y gusta de recordarle,

por eso este homenaje.

 

Nos has dejado un sello,

con una impresión calé

porque fuiste hombre bueno,

ole el Chato Maya olé.

 

Juani Olmos Castillo

 

 

Emociones


El Chato Maya durante su vejez / Alahama.com

Y si emocionante fue el acto del Ayuntamiento y el de la placa, no menos lo fue el de las personas que intervinieron a los postres de la comida que se realizó en el Ventorro, recordado la figura de su padre, abuelo, bisabuelo y amigos de José, que, lejos de un recuerdo triste, se convirtió en un Chato presente querido y admirado con las anécdotas, sentimientos, evocación y risas que provocaban el recordatorio de esas anécdotas que protagonizó simplemente por su manera de ser, por su personalidad y porque lleva ese sello de alhameño pintoresco y peculiar que forma parte de ese paisanaje de buenas gentes que le han dado mérito y han dejado su huella en nuestra tierra y que siempre permanecerán en el recuerdo, y que también, gracias a ellos, a los alhameños nunca nos han sido ajenas las palabras de convivencia e igualdad, ni tan siquiera cuando ni se utilizaban ni se las conocía como ahora, yo al menos no recuerdo haberlas escuchado en aquel tiempo (del que no hace tanto), simplemente era así.

Interesante todo lo que se habló, recordó y dijo, real porque muchos hemos sido protagonistas en esta reciente historia y la conocemos, histórica por los datos aportados siguiendo la línea sucesoria de la familia Maya que Andrés García Maldonado inició con los terremotos de 1884, y que sirvió de base para ir enraizando acontecimientos y conocer a este personaje singular, sentimental en tanto echamos de menos a las personas queridas que nos dejaron, gratificante en cuanto al girar la mirada a nuestro alrededor y ver el legado que dejaron, y alegre porque el personaje suscita aprecio y simpatía.

Y para terminar, como dijo su nieto al que cuento entre mis amigos, Rafael Jiménez Maya, que aunque sea una frase hecha no deja de ser cierta en este caso, detrás de cada gran hombre hay una gran mujer, por eso tampoco podemos dejar de recordar a La Chata, María Maya Medina, ambos fueron los ‘culpables’ de esta gran y querida familia.

 

(Juan Cabezas, Alhama.com)

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