04.09.2014 - OPINIÓN Homo homini lupus est Por Cristóbal Laso Silva |
Los últimos acontecimientos de carácter racista y antigitano hacen necesario, en mi opinión, no solo una reacción de la militancia gitana, también resulta imprescindible que reflexionemos en torno a una serie de cuestiones que de manera muy resumida aquí expongo. Homo homini lupus est. Esta conocida locución latina, -el hombre es un lobo para el hombre-, nos puede servir de reflexión y si se me permite parafrasearla, ya me perdonarán quienes no lo hagan, “Gitano gitani lupus est”. ¿Cómo, sino, es posible que no consigamos una mínima unidad de acción ante todo lo que está ocurriendo últimamente? No solo me refiero a las organizaciones gitanas, que por supuesto, sino también a la población gitana que tampoco, hasta ahora, ha dado pasos en la dirección, puede que no única, pero probablemente la más relevante, que pueda hacer que episodios de pogromos antigitanos pasen de una vez por todas a la historia. Dicho de otra manera, ¿cómo es posible que la población gitana no se haya levantado en masa para, al menos, protestar y demandar responsabilidades por todos y cada una de las “razias” antigitanas? ¿Por dejación, podemos ser vistos como cómplices, “o lupus”, de las injusticias, y hasta atrocidades, cometidas? Dicho, o escrito, esto, otra pregunta: ¿Qué hacemos, o que no hacemos, las organizaciones gitanas para que, a pesar de que algunas me consta que lo intentan, lejos de suscitar complicidades, aunar esfuerzos, construir mayorías sensibilizadas, conquistar apoyo político, merecer mayor y mejor tratamiento mediático, etc. estén, o estemos, bajo la sospecha, la insidia, el desprestigio y hasta el rechazo? Responder a estas dos cuestiones básicas, muy probablemente, daría para mucho y yo, obviamente, no pretendo hacerlo. Mi única pretensión es hacer un humilde llamamiento en primer lugar a quienes ejercen el liderazgo de las grandes organizaciones, y por extensión, a quienes legítimamente aspiran a ello; y en segundo lugar a la militancia gitana, con la intención de trasladar la necesidad de que en algún momento hemos de poder parar y reflexionar. O si se prefiere, reflexionar y actuar. Pensemos del porqué no somos capaces de evitar tantos “palos en las ruedas”, del porqué miramos para otro lado cuando las propuestas, del carácter que sean y por atractivas que puedan ser, las hace otra persona. Pensemos en nuestro Pueblo, pero también en que este necesita estar organizado y que, por tanto, no vale cargarse a las organizaciones, pensemos en como la militancia puede y debe exigir actuaciones y responsabilidades, presentar alternativas, en democratizarlas en mayor grado, etc. Pero, también, en apoyarlas, y no en “quítate tú para que me ponga yo”, pensemos en como demandar eficazmente a que las organizaciones gitanas se impliquen aún más en litigios ya sean civiles o penales, en que realicen proyectos y programas que realmente necesiten la población y que efectivamente estos se lleven a cabo con resultados, con monitorización adecuada del programa, seguimiento y control externo del proyecto y siempre, en cualquier caso, auditorias. Finalmente, pensemos en como desenmascarar a quienes utilizan recursos falaces como eso de que “el mayor enemigo del Pueblo gitano es el propio gitano” curiosa e interesadamente utilizado por personas vinculadas a organizaciones progitanas, y que puede llevar a la inacción, y hasta el alejamiento de nuestros mejores y más preparados recursos humanos. Estos son los lobos vestidos de cordero. Ellos son los auténticos “Gitano gitani lupus est”
(El autor es presidente del Centro Gitano de Investigación de Lloret de Mar) |