Un cubo de granito negro por el que fluye el agua adorna actualmente la plaza de un parque de Brno. Es un monumento en honor a las víctimas del Holocausto, que hace referencia a la persecución racial que sufrieron los judíos y los rromà por parte de los nazis del Tercer Reich, durante la Segunda Guerra Mundial. El monumento fue diseñado por el pintor Daniel Václavík. Su diseño fue el ganador de entre las 51 propuestas al concurso abierto que la ciudad celebró hace dos años.

Las aristas del cubo miden 3,14 metros de largo, un redondeo del número infinito, Pi. “La progresión interminable de agua evoca la repetición constante del sufrimiento humano a lo largo de la historia”, explica Václavík. El agua fluye en dirección descendente como símbolo de la purificación y el perdón. Finalmente, se deposita en una pequeña piscina de granito negro.

En la parte inferior de dicha piscina hay una inscripción en checo, hebreo y rromanò y también se incluyen símbolos judíos y gitanos. Este monumento sirve de reflexión sobre la época de la Alemania de Hitler, cuya ideología consideraba a los judíos y gitanos “razas inferiores” que debían ser destruidas. Millones de personas murieron en campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial a causa de esta convicción.

(Romea; CTK)