19.02.2015 - OPINIÓN El Despotismo Ilustrado Por Juan de Dios Ramírez-Heredia | |
España recibirá 37.000 millones de euros para acabar, entre otras cosas, con el barraquismo donde viven los gitanos
Cuando uno lee estas noticias no sabe si reír de alegría o llorar de pena. Reír de alegría porque con esa cantidad de dinero se pondrá fin, de una vez por todas, a los asentamientos chabolistas que aún existen en España. O llorar de pena porque la llamada Alianza de Ciudades y Regiones para la Inclusión de los Gitanos, dependiente del Consejo de Europa, no ha aprendido la lección que nos ha dado la historia. En el siglo XVIII apareció el Despotismo Ilustrado, corriente de fuerte auge en la Europa del Antiguo Régimen, que contó con el beneplácito de la Ilustración. Para la burguesía que entonces pugnaba por el poder, el pensamiento filosófico de Thomas Hobbes para quien los ciudadanos siempre fueron menores de edad; o de Voltaire que nunca creyó en la igualdad de los ciudadanos y sí en la eficacia de la jerarquía; o del mismísimo Montesquieu, defensor de los tres poderes separados, pero sin olvidar que el poder legislativo debía estar en manos de la aristocracia para hacer de intermediarios entre el monarca y el pueblo, el pensamiento dominante de todo para el pueblo pero sin el pueblo estaba sobradamente justificado.
Todo para los gitanos pero sin los gitanos Es la primera reflexión que se nos ocurre tras leer la noticia de que el martes pasado se reunieron en Málaga unos 50 representantes de distintas administraciones –central, regionales y locales–, así como especialistas, para debatir sobre la utilización de los treinta y siete mil millones de euros procedentes de fondos europeos destinados, entre otras cosas, a llevar a cabo distintas actuaciones integrales encaminadas a la erradicación del chabolismo, especialmente en aquellas ciudades donde hay una mayor población gitana. Por las noticias que llegan hasta nosotros, los gitanos han brillado por su ausencia. El programa de la reunión está lleno de nombres más o menos conocidos pero que en absoluto representan a los gitanos españoles. Aunque lo más lamentable es que entre esos nombres, que sepamos, no hay ni un solo gitano o gitana. Parece como si el tiempo no hubiera pasado para nosotros. En nuestro país hay una pléyade de dirigentes gitanos que seguramente habrían tenido mucho que decir en esa apretada asamblea de ilustrados y especialistas en temas gitanos. Pero los organizadores han actuado al más viejo estilo del despotismo benevolente:
– “Hagamos viviendas para los gitanos, organicemos programas de traslado y evacuación de los gitanos, ocupémonos de sus necesidades más apremiantes, pero que no sean ellos los que comparezcan para decir cuál ha sido su participación en la elaboración de los programas.”
El director del Congreso de Autoridades Locales y Regionales del Consejo de Europa, Manuel Lezertua, ha resaltado el papel de la Alianza de Ciudades y Regiones para la Inclusión de los Gitanos, en la que participan unas 126 ciudades, entre ellas Málaga, para sensibilizar a la opinión pública europea y dar relieve y proyección al trabajo llevado a cabo por las Administraciones. Lo que nos parece muy bien. Pero al mismo tiempo nos preguntamos: ¿Dónde están los dirigentes gitanos que son protagonistas diarios de la lucha por la promoción de nuestro pueblo? ¿Dónde está el testimonio del trabajo de tantas mujeres gitanas, cultas y bien preparadas que trabajan, o batallan, con las Administraciones para ser ellas y ellos los verdaderos protagonistas de nuestro cambio? En Málaga no se les ha visto. Finalmente, Sra. Secretaria de Estado de Igualdad, vigile atentamente para que no le metan goles por la escuadra que son los más difíciles de parar. La representación máxima de los gitanos españoles la tiene el Consejo Estatal del Pueblo Gitano del que usted es la presidenta. En este Consejo hay gitanos y gitanas muy valiosos. ¿Por qué no hemos visto ninguno de sus nombres en el programa? No debemos olvidar que todos los llamados programas de promoción social destinados a los gitanos han fracasado cuando su diseño, elaboración y puesta en práctica se han hecho de espalda a los propios gitanos. Es decir, cuando se actúa como lo hacían los viejos dirigentes del pasado que adoptaban una actitud paternalista y, en sus discursos, hablaban sobre la felicidad de sus súbditos.
( El autor es abogado, periodista y presidente de la Unión Romani) |