27.03.2015

La presidenta del Supremo alemán pide admitir la injusticia del genocidio gitano


Bettina Limpberg y Romani Rose, durante su encuentro / Sinti und Roma

La presidenta del Tribunal Supremo alemán (BGH), Bettina Limperg, ha exigido una revisión de las sentencias discriminatorias relativas al genocidio nazi contra los pueblos gitanos sinti y roma dictadas por esa corte en el pasado y de las que dijo avergonzarse.

En una visita al Consejo Central y al Centro de documentación de los sinti y roma alemanes en Heidelberg (sur), Limperg se refirió a la sentencia dictada el 7 de enero de 1956 por los jueces del BGH, que sentó un precedente para rechazar el pago de compensaciones a los gitanos perseguidos por los nazis.
"Sólo se puede sentir vergüenza ante la sentencia de 1956", afirmó la presidenta del BGH, quien se reunió con el presidente del Consejo Central, Romani Rose, para abordar precisamente la jurisprudencia discriminatoria de esta corte contra los sinti y roma.

En su resolución de 1956, el BGH señala que los "gitanos" fueron tratados "legítimamente" como "de otra especie" por los nacionalsocialistas y alude a la explicación normativa de textos legales de tiempos de los nazis.

"Como muestra la experiencia, (los gitanos) tienden a la delincuencia, sobre todo a robos y estafas, y carecen a menudo del impulso moral del respeto hacia la propiedad ajena", se apunta en la sentencia, que los compara con "los hombres primitivos".

Esta jurisprudencia marcó durante años toda la legislación relativa al derecho a compensación para los sinti y roma que sobrevivieron a la persecución de los nazis y fue utilizada para anular procesos penales contra criminales de las SS.

En 1963 el Tribunal Supremo reconoció en una modificación de la sentencia de 1956 el derecho a indemnización de los sinti y roma, pero no se distanció de las definiciones racistas.

Para la presidente del BGH, es una "jurisprudencia injustificable" de la que "uno sólo puede avergonzarse".
Rose y Limperg acordaron seguir trabajando en la revisión de esta jurisprudencia y de sus consecuencias, y realizar actividades conjuntas en cooperación con expertos en la materia.

Casi 70 años después del fin de la II Guerra Mundial y tres décadas después de que Alemania reconociera, bajo el gobierno del Helmut Schmidt, el genocidio de los gitanos, la canciller alemana, Angela Merkel, inauguró hace tres años un monumento a Berlín al medio millón de víctimas de etnia gitana asesinadas por los nazis.

El memorial, obra del artista israelí Dani Karavan y emplazado a pocos metros de distancia del Reichstag, fue el resultado de más de 20 años de empeño personal de Rose y otros miembros del colectivo, con apoyos de personalidades como el director de cine Wim Wenders y el escritor Günter Grass.

Se calcula que medio millón de sinti y roma procedentes de once países de Europa fueron exterminados por el régimen nacionalsocialista.

 

(EFE)

 

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