22.06.2015 - COMUNICADO

Ha muerto injustamente un hombre bueno, un gitano cabal, el Tío Cordobés, Manuel Saavedra Saavedra

Este hombre tuvo la mala suerte, en su afán de mediar, intentando solucionar un conflicto que se daba en las inmediaciones de su vivienda entre unos jóvenes gitanos y las fuerzas de orden público, de morir, por un motivo sin importancia.

Él, como siempre, bajó con sus muletas, ya que tenía una incapacidad permanente por un grave accidente de tráfico que tuvo hace años, incapacidad que le impedía mantenerse en pie sin las muletas. Con la mejor de las intenciones se persona en la discusión con la clara finalidad de evitar males mayores, produciéndose en ese instante un pequeño tumulto y forcejeo cayendo el Tío Cordobés fulminantemente al suelo, y siendo su esposa agredida por miembros de la policía nacional. Seguidamente todos los familiares solicitan a las fuerzas de orden público allí presente que llamen al 110 haciendo estos caso omiso, siendo trasladado al centro médico más cercano, donde certificaron su muerte por infarto de miocardio.

Resulta increíble que todavía hoy existan algunos miembros de las fuerzas de orden público que no tengan en cuenta el papel que estos hombres de respeto tienen en nuestra comunidad, que lo único que pretenden para nuestra gente es una convivencia en paz y armonía.

Los policías actuantes sabían perfectamente que a una palabra del Tío Cordobés todos los gitanos allí presentes obedecerían sin rechistar, lo que sin lugar a dudas hubiese evitado lo ocurrido posteriormente.
En el tumulto lógico generado cuando se difunde la noticia de que el Tío Cordobés ha fallecido, algunos policías no actúan con la habilidad y el talante adecuado para calmar la tensión que se produjo y la situación de shock en el que se encontraban los familiares del Tío.

Hemos de destacar la actuación de un policía nacional de edad avanzada, fue ejemplar, tratando de tranquilizar a los familiares, dentro del dolor e impotencia en el que se encontraban estos, lo que pone de manifiesto el conocimiento de nuestra realidad de este buen policía, sin embargo, dos números del mismo cuerpo, bastantes jóvenes ambos, actuaron de manera desproporcionada, chulesca y provocativa, lo que podía haber terminado en un altercado de limites insospechados.

Se supone que nos conocen bien, saben cómo somos. Tenemos nuestra cultura, nuestros valores, nuestros usos y costumbres, como bien les enseñan en las diferentes academias en las que la Unión Romaní, y otras organizaciones, a través de sus miembros han participado como docentes, potenciando el reconocimiento de las diferentes culturas y minorías a las que hay que respetar tomando como referencia nuestra Constitución.

Las fuerzas de orden público están para proteger a los ciudadanos y no para propiciar, desde una intervención fuera de lugar, conflictos que no favorecen a nadie. O tal vez estos dos policías jóvenes iban condicionados por falta de conocimiento de cómo funcionamos. Tal vez el propio miedo de estos dos jóvenes potenció el estereotipo que de nosotros los gitanos tienen aquellos que no nos conocen.

Ya es hora de que se nos respete y aquel gitano que no cumpla con las normas de convivencia y esté fuera de la ley, que caiga ésta con todas sus fuerzas contra ellos. Pero, por Dios, no estigmaticen a todo un pueblo por la acción de unos pocos.

Es una desgracia lo ocurrido al Tío Cordobés, gitano conocido y respetado por los suyos y los no gitanos de Don Benito, hombre de paz que jamás tuvo un sí o un no con nadie, que prestó un gran servicio a nuestra comunidad a lo largo de su vida, siendo un modelo de convivencia entre los ciudadanos no gitanos del lugar.

Todo lo ocurrido ha sido un sinsentido y perfectamente evitable.

Y para mayor castigo para su familia, aun si cabe, las redes sociales y algunos medios de comunicación a la hora de difundir lo ocurrido no han contrastado prácticamente nada, hasta el punto de publicar que el Tío Cordobés iba borracho, cuando lo que estaba era bajo un tratamiento médico severísimo debido a las secuelas causadas por el accidente de tráfico que sufrió años antes, siendo abstemio.

Cuando ocurre un luctuoso caso como este lo normal es que las autoridades del lugar acudan al domicilio de los dolientes para dar el pésame e interesarse por la situación de la familia. No se ha presentado nadie, lo que aumenta el dolor y el desamparo  de los suyos.

La semana anterior al suceso sí estuvieron candidatos de los partidos políticos pidiéndole al Tío Cordobés su apoyo para solicitarle el voto de toda su familia extensa. ¿Dónde han estado estos días? Sin palabras.
Estos hechos merman la autoestima de nuestra gente haciéndonos pensar que no quieren saber nada de nosotros, no les importamos, los gitanos somos un problema para ellos.

Pero no van a poder con nosotros. La muerte del Tío Cordobés no puede quedar en saco roto. Nosotros los gitanos lo tendremos siempre presente porque era un buen hombre y llegaremos hasta el final para que se haga justicia.

Afortunadamente ya no somos los ignorantes que dicen que somos. Sabemos cuáles son nuestros derechos y muchos cumplimos a rajatabla nuestras obligaciones aunque no se lo crean aquellos que no nos quieren bien.
Tío Cordobés, que Devel  le tenga en su santa gloria. Usted se lo merece.

 

Manuel García Rondón

Secretario General de Unión Romani

 

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