29.10.2015 - ITALIA El papa Francisco, entre gitanos | |||
Francisco pide que finalicen los prejuicios contra el pueblo gitano
El pasado 26 de octubre, el papa Francisco se encontró con 5.000 gitanos en el Aula Pablo VI del Vaticano y pidió que terminen los prejuicios contra esa etnia, pero también les invitó a no dar ocasión para que se hable mal de ellos. El encuentro del papa con los gitanos, entre los que había 400 españoles, fue organizado por el Pontificio Consejo de los Migrantes e Itinerantes en ocasión del 50 aniversario de la considerada histórica visita de Pablo IV a un campo de gitanos en Pomezia, a las afueras de Roma. La ocasión se convirtió en un encuentro en el que los asistentes vivieron con gran emoción la presencia del papa, sobre el que se abalanzaron para saludarle a su paso por el pasillo central, y por su parte el pontífice argentino pudo apreciar las canciones y bailes que pertenecen a las diferentes culturas del pueblo gitano. Además, esta audiencia sirvió al pontífice para lanzar por una parte un llamamiento a la sociedad para que se eliminen de la convivencia todos los prejuicios que llevan a la discriminación, y, por la otra, un consejo al pueblo gitano para que busque la integración sin renunciar a su cultura. "Ha llegado el tiempo de erradicar los prejuicios seculares, recíprocas desconfianzas que a menudo son las bases de la discriminación, del racismo y de la xenofobia", les dijo el papa. Y continuó: "Ninguno se tiene que sentir aislado, ninguno está autorizado a pisar la dignidad y los derechos de los otros. Es el espíritu de la misericordia quien nos llama a luchar para que se garanticen todos estos valores", agregó. Pero Francisco también implicó a los gitanos para que hagan todo de su parte para construir "lazos de fraternidad" e "integrarse en la sociedad". Les indicó que para ello deben evitar "todo lo que no es digno de este nombre, como los enredos y las trifulcas", y citó como ejemplo al beato gitano Ceferino Giménez Malla, conocido como El Pelé. "No deis a los medios de comunicación y a la opinión pública ocasión para hablar mal de vosotros", les pidió el papa. "Insto a una convivencia pacífica en la que las diferentes culturas y tradiciones preserven los respectivos valores en un comportamiento no de cierre y de contraposición sino de diálogo e integración", señaló.
Francisco se detuvo en su discurso en las "dificultades", como la falta de trabajo y las condiciones precarias de vida de muchos gitanos que ha conocido durante las visitas que ha realizado a algunas parroquias romanas en la periferia. "No queremos asistir a tragedias familiares en las que mueren niños por el hambre o entre las llamas, o son objeto en mano de personas depravadas", exclamó Francisco en referencia a algunos sucesos acaecidos en Italia. Como ciudadanos, les advirtió el pontífice, "pueden contribuir al bienestar de la sociedad, respetando las leyes e integrándose a través de la emancipación de las nuevas generaciones". Al respecto, destacó la importancia de la escolarización de los niños gitanos para que puedan garantizarse un futuro. "Vuestros hijos tienen derecho a ir al colegio, no se lo impidáis", exclamó el papa, quien les reiteró que deben luchar por garantizarse este derecho. La nota emotiva la puso cantaora de flamenco María José Santiago Medina, que junto con la guitarra de Francisco López Cepero se exhibieron ante el papa Francisco. La cantaora nacida en Jerez de la Frontera entonó primero "La canción sobre Ceferino" junto con un grupo de trece personas y la guitarra de Cepero y, tras abrazar al papa, le pidió poder cantar otra canción, 'Carita divina', que no estaba prevista. También hubo un baile típico de algunos pueblos nómadas que viven en Italia, se rezó un Padre nuestro en lengua romaní y hubo testimonios de varias personas sobre la, a veces, dura vida de tantos gitanos.
"Nos sentimos todos gitanos, hermanos" Los gitanos de todas las partes del mundo, aunque sean diferentes, se sienten "hermanos". Así lo dijo a Efe la directora de la Pastoral Gitana española, Belén Carreras: "Llorábamos de emoción y saltábamos, y al encontrarnos tantos gitanos se puede ver que todavía, aunque estemos en distintas formas, nos sentimos todos gitanos, hermanos". "Nos hemos sentido más unidos, más familia, hemos revalorizado nuestros valores familiares", añadió al salir de la audiencia con la que se conmemoró el 50 aniversario de la considerada histórica visita de Pablo IV a un campamento de gitanos en Pomezia, a las afueras de Roma.
El peregrino Antonio Vega Vega afirmó que la Iglesia estaba con ellos. "Ha tocado todos los temas que realmente nos competen a los gitanos y, sin duda, la Iglesia está con nosotros", aseveró a Efe a la salida de la audiencia. Entre anécdotas del viaje y de los días que llevaban en Roma, Vega especificó que lo mejor de la peregrinación había sido la audiencia con el papa. "Lo más grande ha sido ver al santo padre y sobre todo su discurso, en el que ha hablado y ha tocado todos los temas, tanto la inclusión social y laboral, como la marginación". Al concluir la audiencia, Francisco bajó y saludó a los que pudo durante varios minutos, mientras recibía numerosos regalos. En una de las puertas del Aula Pablo VI del Vaticano, donde se celebró el encuentro, se reunieron los gitanos españoles que portaban para diferenciarse un pañuelo de lunares verde. Una de las peregrinas, Juana Fernández Cortés, que provenía de Albacete y llevaba cinco días celebrando en Roma el encuentro mundial de peregrinos gitanos, le contó a Efe que había venido "ilusionada" y pidiéndole al papa "que se acuerde un poco de los gitanos españoles, que lo están pasando mal". También Rosa Dos Santos Dos Santos, una peregrina de Vicálvaro que vino con su hermana, consideró que haber venido a Roma había sido "una experiencia muy grande". Dos Santos opinó sobre los gitanos: "Tenemos mucha fe en sí, pero lo que nos puede aportar (este encuentro) es que haya una convivencia mejor con nosotros mismos, que estemos más unidos, más de lo que ya lo estamos". Mientras en la puerta se abarrotaban las familias con niños y comenzaba la hora del almuerzo, un peregrino de Madrid, José Eugenio Serrano Vázquez, recordó que lo más bonito de este encuentro fue poder compartirlo todo entre ellos. "Aquí todos somos uno", afirmó.
(EFE) |